Carlos Etcheverry se puede considerar como el primer gran ídolo de los Pumas de la UNAM. Nacido en Buenos Aires en 1933, sus primeros equipos fueron el Boca Juniors y el Chacarita, para después ser traído al Futbol Mexicano por el Club León, donde jugó tres temporadas desde la 58-59 y metió una media de 23 goles, lo que hizo cambiar de aires hacia el Irapuato.

A pesar de una temporada destacable, los freseros decidieron que Etcheverry fuera al naciente equipo del Club Universidad en la temporada 63-64. Con un año en Primera División, el bonaerense demostró una gran calidad en su juego con gente como Alfredo Zenteno, Carlos Peters, Babá, Guillermo Vázquez, Raúl Chánes y Carlos Calderon de la Barca.

Con estos grandes jugadores y la llegada a Ciudad Universitaria de Renato Cesarini, fundador de las fuerzas básicas del equipo, el argentino fue el primero en coronarse como campeón goleador con 20 anotaciones y un agradable sabor de boca para los aficionados universitarios que saboreaban uno de los primeros triunfos destacables en la máxima categoría.

A pesar de ello, Etcheverry solo estuvo una temporada con el club para irse al Atlante y después al equipo de Jabatos de Nuevo León donde culminaría una gran carrera como director y jugador. Regresó a los Pumas para dirigir fuerzas básicas donde se retiró, después al lugar que lo acogió que fue León, Guanajuato.

Etcheverry ahora ficha para los inmortales del cielo. Después de él, solo Cabinho y Bruno Marioni han podido repetir como campeón goleador en la institución. La tradición de jugadores extranjeros arropando a canteranos con movilidad y agilidad empezó con su llegada y el legado quedará para siempre. Un adiós y un ¡Goya! muy fuerte retumba ahora en su memoria.

Foto: Club Universidad