Le llamaban “El Jet”. Llegó a correr 11,0 segundos con el balón controlado en cien metros, lo que algunos velocistas no pueden hacer ni siquiera con los pies libres y con trajes y zapatos especiales. La banda derecha era una autopista donde podía correr y rebasar a cualquier rival que quisiera. Los defensas sólo podían ver su gran número 10 en aquel uniforme blanco donde todo parecía gigante. Las definiciones no bastan para Juan José Muñante.

Ángel Fernández le puso “La Cobra” por lo letal que podían ser sus ataques. La ofensiva que hizo con Cabinho, Coelho y Cándido en los Pumas de la UNAM es de las más rápidas y eficaces que han existido en la historia del Futbol Mexicano. Peruano, quizá de lo mejor que ha dado el país sudamericano al balompié mundial.

Pero este hombre que nació en 1948 y se formó en el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe en Lima tuvo que forjarse primero en su país de forma brillante. Empezó su carrera en el modesto club Sport Boys donde dio un buen salto a uno de los grandes del país peruano como lo es el Club Universitario de Deportes donde, incluso, llegó a una final de Copa Libertadores en 1972, pero perdieron contra el mítico Independiente de Avellaneda.

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Su salto al Futbol Mexicano lo dio con un equipo menor. El Atlético Español (otrora Club Necaxa) fue su primera casa y no lo hizo mal. Incluso llegó a una final de Liga contra Cruz Azul, que perdieron 2-4. Su palmarés más destacado con blanquinegros fue ganar la Copa de Campeones de la CONCACAF en 1975 contra el Transvaaal de Surinam.

Las grandes temporadas de Muñante le llamaron la atención al Club Universidad, que lo fichó para la temporada 1975-76. Rápidamente se adaptó al esquema de juego de Jorge Marik, quien ya tenía a toda una gama de futbolistas que harían la época dorada y sumarían a bastantes aficionados que no fueran universitarios. El “Jet” se convirtió en “La Cobra”.

Los años dorados

Juan José llegó en el momento exacto. Pumas ganó su primer título de la mano de Marik y con un gran aporte del peruano que prácticamente le daba todos los pases de gol al gran ofensivo Cabinho. Se combinaba con Vázquez Ayala y Cuellar y le otorgaba los espacios a Cándido y a Coelho para ser imparables. 50 puntos de los universitarios y una final cerrada ganada con valentía ante la U de G.

De los cinco años en su etapa con la UNAM, el club llegó a tres finales y tuvo un liderato general. Obtuvo su mayor goleada ante cualquier equipo el 16 de mayo de 1976 contra los Tecos de la UAG. Muñante no sólo forjó la leyenda de Cabinho con sus pases, sino también de una joven promesa que llegaría a ser el mejor de la historia como lo es Hugo Sánchez.

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El punto cúspide de Muñante como jugador internacional fue con su selección en el mundial de Argentina 1978. Los peruanos hicieron una gran primera ronda derrotando a Escocia e Irán y empatando sorpresivamente contra el subcampeón Holanda. La suerte le depararía el grupo más difícil de la segunda ronda con el local y el, en ese entonces, tricampeón del mundo Brasil.

Aquella desastrosa actuación empezó con una tremenda victoria de los brasileños. Después una derrota apretada ante Polonia. Pero el tercer partido contra Argentina levantaría sospechas por los goles que necesitaban los albicelestes y la pobre actuación del portero peruano de origen argentino Ramón Quiroga. Como anécdota, en los primeros minutos, la velocidad de Muñante superó las defensas pamperas que vieron como el tiro de “La Cobra” se estrellaba desafortunadamente en el palo derecho de Fillol y salía desviado de la porteria.

Nace la leyenda

Muñante fue considerado uno de los mejores volantes del mundo. Gente como Menotti y el entrenador escocés Ally MacLeod, le tuvieron total respeto en la Copa del Mundo que jugó. Su último equipo en México fue el Tampico Madero para regresar a retirarse con el Universitario a su país. Todavía llegó a trabajar para fuerzas básicas de Pumas donde fue campeón de Tercera División con Pumas Naucalpan.

El legado de “La Cobra” sigue tomando fuerza. Hoy, este hombre está en una lucha constante contra el cáncer de pulmón en Estados Unidos donde ahora radica. Pero la velocidad de este gran extremo lo ayudará para, como a sus rivales en la cancha, rebasarlos para meter el gol más importante su vida.