Puede pensarse que las casualidades se dan todos los días y que, aunque sea lo más absurdo, todo puede pasar. Pumas de la UNAM necesitaba de cuatro casualidades y se dieron tres, las suficientes para poder ingresar a la liguilla por su propio pie. Pero el riesgo era fuerte, porque no había ganado en casa desde el pasado torneo y solo una victoria podía darles el ansiado boleto.

El Olímpico Universitario se colmó de todas las emociones que necesitaban los auriazules para motivarse. Una entrada como pocas en el certamen se presentó para beneplácito de un partido especial. Ni León, Santos y Querétaro pudieron derrotar a sus adversarios y le dieron entrada a Pumas. Guillermo Vázquez presentó a su mejor cuadro con la innovación de Francisco Dutari como titular.

Los Rayados de Monterrey, el adversario de los universitarios, tenían varias bajas importantes para este encuentro como Severo Meza y Dorlan Pabón. Entre canteranos y extranjeros con poca actividad, los regios solo aspiraban subir un poco más en la tabla general para poder ser locales en los partidos de la “fiesta grande” del Futbol Mexicano.

El árbitro silbó, y los primeros minutos fueron totalmente de Pumas, que no quiso que la oportunidad grande se les escapara. Fue así como al minuto 5, una gran escapada de Dante López por la banda izquierda lo dejo a tiro de piedra de Orozco y definió con precisión para abrir el marcador y el estadio se caía en felicidad.

Pero la avalancha universitaria no paraba. Al 9’ David Cabrera vio un pequeño resquicio y de media distancia pego un gran zapatazo que se fue abriendo de forma espectacular para batir de nueva cuenta la portería rayada. 2-0 y el boleto a la liguilla se acariciaba más que nunca y la primera victoria se sentía cerca.

Los primeros minutos de locura proseguían ahora del lado regio. Al 14’, desborde de Omar Arellano que disparaba a las afueras del área y, después del desvio de Verón, el balón se incrustaba en la meta de Palacios. Ese gol fue un primer aviso para Pumas de que las cosas se tenían que tomar muy en serio.

Y lo hicieron de forma rápida. Un minuto después, al 15’, un tiro de esquina tuvo un remate a bocajarro que Orozco sacó ágilmente pero el rebote le quedó a López que metió un centro muy fuerte para que chocara en Eduardo Herrera y metiera el 3-1 que devolvía la sonrisa a los hinchas de nueva cuenta.

Monterrey no quería que los universitarios la tuvieran fácil y ahora fue turno de las revanchas. Cándido Ramírez al 44’ recupero la memoria y se llevo a todos los defensas universitarios para sacar un disparo colocado que no pudo parar el “Pikolin” y la cuenta se ponía a un gol solamente con el 3-2.

Para el segundo tiempo, Pumas quiso meterle hielo al asunto. Tocaba y se acompañaba de modo seguro y tratando siempre de estar bien colocados. Los contragolpes de Sosa y Dante eran dardos violentos sobre una defensa rayada que apenas si los podía parar de cualquier forma. Una mano desafortunada adentro del área iba a ser sinónimo de gol de nueva cuenta por parte de Herrera al 64’ desde los once pasos; 4-2 y todo se volvió sereno.

Pumas solo tuvo que contener hasta que el silbante finalizó el encuentro. El milagro de la jornada fue a favor de los auriazules que tuvieron todo a su favor. Ahora, en la liguilla, se encontraran, no solo al acérrimo rival, sino al líder del campeonato.

Un motivo más para que los fieles hinchas sigan diciendo “como no te voy a querer”.