Han pasado 11 años desde una de las gestas más importantes y heróicas que haya conseguido un conjunto mexicano en disputa de algún trofeo internacional. Un día como hoy, pero en el año 2004, el Club Universidad Nacional visitió al Real Madrid en el Estadio Santiago Bernabéu en un partido por el trofeo que lleva el mismo nombre del prócer madridista.

La historia del torneo amistoso se remonta a 1979, cuando el presidente del Real Madrid, Luis de Carlos, creó la competencia en honor al ex jugador y ex presidente Santiago Bernabéu. Inicialmente se jugaba con cuatro invitados, pero cn el paso del tiempo se redujo a un partido único que se disputa en la 'Casa Blanca' entre el Real Madrid y un equipo invitado como primer partido frente a los fieles merengues antes de dar inicio a la Liga.

Para la edición de 2004 los Pumas de la UNAM fueron invitados a disputar el certamen ya que en el banquillo tenían a una de las figuras del equipo capitalino de España: Hugo Sánchez. Pero la sorpresa no se quedó en el equipo casi desconocido por los aficionados del futbol ibérico sino que se amplío en el partido.

Siete equipos del continente americano habían intentado arrebatarle la gloria al Real Madrid en ocho ocasiones (Peñarol la ha jugado en dos ocasiones) pero ninguno logró regresar a casa con el Trofeo, por lo que estadísticamente todo parecía indicar que los locales podrían quedar con facilidad con la copa.

La alineación que mandó José Antonio Camacho en aquella noche madrileña estuvo conformada por César, Salgado (Helguera, 46’), Mejía, Pavón, Raúl Bravo (Paredes, 62’), Beckham (Celades, 46’), Guti, Juanfran (Figo, 46’), Owen (Zidane, 46’), Solari (Soldado, 70’) y Morientes, jugadores reconocidos en cualquier rincón del mundo.

Por parte de los Pumas, Hugo Sánchez mandó a la cancha a Bernal, Lozano, Verón, Beltrán, Castro; López (Del Olmo, 90’), Galindo, Leandro, Botero (Toledo, 71’), Fonseca y Diego Alonso, un equipo que parecía humilde en el papel, pero los partidos hay que jugarlos y al final de los 90 minutos son los goles los que otorgan la victoria.

Los primeros minutos fueron sorpresivos por la propuesta de Pumas y las llegadas que tuvieron Botero y Diego Alonso. Justo antes de llegar al minuto 20 Jaime Lozano cobró un tiro libre desde la media luna del área y obligó a que César se despegara del empastado para evitar la caída de su arco.

El tiempo siguió su marcha y con los cánticos incesantes de los más de dos mil aficionados auriazules que hicieron el viaje a Madrid para alentar al equipo felino, comenzó a fundarse el silencio en las gargantas de los blancos.

Un partido rápido y dinámico fue el que se presentó en el terreno de juego, pero el tiempo y el empate a cero eran factores que perjudicaban a los locales, aunque no por eso dejaron de ir al frente y buscar la portería de Bernal.

Sin embargo, todo se limitó a un jugada; José Luis López dio un cambio de juego para Israel Castro que condujo diez metros, tocó para Diego Alonso, recibió la pared e impactó con la parte externa del pie derecho para sacar un tiro que parecía desviarse de la red pero que finalmente encontró el efecto preciso para colarse besando el palo y poner el marcador definitivo que terminó por callar con los gritos y los ánimos de los locales al ver el Trofeo salir de casa.

Aquella noche Pumas inscribió su nombre en la lista limitada de los equipos que le han arrebatado el torneo al Real Madrid, siendo los otros cinco el Internazionale de Milan, Milan, Bayer Munich, Ajax y Hamburgo.

Por si fuera poco, el conjunto del Pedregal es el último equipo que consiguió traer de Madrid algo más que la anécdota de jugar contra uno de los equipos más improtantes del mundo aún cuando equipos como Galatasaray, Peñarol, Partizan y una selección de los mejores jugadores de la MLS intentaron emular la hazaña de los auriazules.

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Sobre el autor
Obed Ruiz
Letras y amante del futbol. La vida se hizo para jugarse, el futbol también.