Después de haberse coronado como los monarcas del futbol mexicano en el Clausura 2009, los Pumas ganaron con toda justicia su boleto para disputar el máximo torneo de clubes de la zona, la CONCACAF Liga de Campeones. Una vez más, los universitarios tenían una nueva oportunidad para figurar internacionalmente.

En el torneo, el equipo auriazul vencería al Comunicaciones guatemalteco; el W Connection trinitario y al Real España hondureño en la fase de grupos. Ya en la etapa de Cuartos de Final, el destino le tenía preparado a Pumas un rival de cuidado: el Marathón de Honduras, equipo que venía de ser campeón de su país en el torneo Apertura 2008.

Con un equipo plagado de juveniles, Pumas viajó a San Pedro Sula para encarar el partido de ida. En un ambiente hostil, como suele ser la atmósfera Centroamericana, la oncena entonces dirigida por Ricardo Ferretti traería a casa un marcador adverso de 2-0 gracias a dos penales marcados en contra. Sin embargo, en la vuelta las cosas serían totalmente diferentes.

En el partido disputado en CU, el Tuca iría por todas las canicas al poner un cuadro sumamente ofensivo, el estratega echaría mano de Alejandro Palacios en la portería; Marco Palacios, David Cabrera, Efraín Juárez y Efraín Velarde en la defensa; Jehú Chiapas, Israel Castro, Pablo Barrera y Martín Bravo en medio campo y Juan Francisco Palencia e Ismael Íñiguez como matones del área.

Dicho planteamiento brilló por cuatro características principales: la capacidad de recuperar balones de Chiapas y Castro; el gran momento de Pablo barrera por la banda derecha; la gran movilidad de la Rata Bravo en las inmediaciones del área y la intensidad, pundonor y experiencia de Palencia. Así, el trámite del partido fue de un solo lado: el azul y oro, pues desde el minuto dos Barrera abrió el tanteador.

Esa noche los anotadores fueron Ismael Íñiguez (2), Palencia (2), Pablo Barrera y Martín Bravo; el marcador fue un contundente 6-1, global de 6-3, que catapultó a los universitarios a una nueva semifinal internacional.