Es la semana del clásico regiomontano y en Monterrey la espera es larga de aquí al sábado para este derby que no necesita de un equipo con convocatoria nacional o “grande” para ser uno de los más esperados en la temporada, por lo cual es momento propicio para recordar y volver a vivir lo más elemental que tiene el futbol: los goles.

Han pasado 103 ediciones de este derbi que ha derramado sonrisas, lágrimas, sangre y sobre todo, grandes anotaciones que siguen guardadas en la memoria de los aficionados, en especial las que son encajadas en cancha ajena.

Para esta ocasión, presentaremos cinco grandes goles que Rayados le ha anotado a Tigres en el Estadio Universitario de Nuevo León, los cuales fueron elegidos por su calidad y estética, mismas que provocan ese recuerdo imborrable de la memoria de los fanáticos.

Jesús Arellano: El contragolpe inolvidable

En un partido que sin duda marcó el comienzo de una hegemonía rayada en los clásicos decisivos, el 4 de junio de 2003, se jugó la ida de los cuartos de final del Torneo Clausura 2003 y Monterrey prácticamente selló su pase a semifinales al ganar 4-1 en la cueva de los felinos.

Jesús Arellano fue el autor de esta anotación en que la ofensiva rayada llegó a estar cuatro contra uno -irónico- en relación a los atacantes y defensores. Guillermo Franco encabezó el ataque y recorrió más de la mitad del campo para ceder al “Cabrito”, quién fulminó al arquero Oscar Dautt.

Walter Erviti: El tercero del “clásico de los golazos”

La temporada regular del torneo Clausura 2006 no esperaba lo que estaba por venir ese día: el último clásico (hasta hoy) en el que se han anotado seis goles, cuatro de ellos, de gran manufactura.

Sin embargo, es destacable esta estampa de Walter Erviti, quién tras recortar hacia el centro, se acomodó la pelota a su pierna zurda y sacó un disparo que el portero Edgar Hernández apenas vio y pudo lanzarse, aunque sólo para la fotografía.

Luis Miguel Salvador: El último clavo incómodo en el ataúd felino rumbo a Primera “A”

Consumado el descenso de Tigres horas antes dada una combinación de resultados, los felinos querían despedirse del máximo circuito ganándole al acérrimo rival, pero tras un gol de Omar Arellano –padre del actual jugador de Rayados- al minuto 18, con el que los locales se fueron al frente, nadie esperaba la reacción tan inmediata y devastadora que estaba por ocurrir.

Tras una anotación previa de Sergio Verdirame al 22´, el hoy vicepresidente de Rayados y en aquel entonces jugador Luis Miguel Salvador, al 25´, recibió la pelota comprometida, pero supo darse la media vuelta antes de que le llegaran los ladrones (defensas) para mandar al fondo de las redes lo que fue la segunda y definitiva anotación de aquel encuentro.

(Minuto 2:18)

Severo Meza: El gol de su vida

El más actual de los golazos se presentó en el Apertura 2009, cuando, una vez más con el marcador en contra (1-0), un poema de gol apagó a un Volcán que por puro orgullo y rabia no pudo disfrutar de lo majestuosa que fue aquella obra de arte.

Aldo De Nigirs se animó a meter un centro al área que le rebotó a Edgar Castillo, quién a pesar de lograr su objetivo de que a Humberto Suazo no le llegara el balón, no contaba con la astucia de un Severo Meza, que en la mejor ubicación posible, no lo pensó dos veces y con el empine prendió la esférica a segundo palo para hacer sonar hueca la malla de la portería y que el lance de Cirilo Saucedo fuera en balde.

Sergio Verdirame: La volea en el día del funeral

Sí, este fue el famoso gol del “Pibe” Verdirame al 22´. La reacción rayada del clásico 51 la encaminó el primer gran gol de la tarde, en el que Monterrey también exhibió a los felinos.

Raúl Aredes iba por la banda derecha cuando decidió ir al centro y esperar a que se acercaran los defensores, cuando llegó ese momento mandó a Verdirame, que sólo y su alma tuvo todo para inclinar su cuerpo hacia la derecha y sacar un disparo de izquierda imposible para Robert Dante Siboldi.