El 11 de diciembre del 2011 es una fecha que a la afición felina le trae muy buenos recuerdos. Probablemente, es el día más feliz de sus vidas. Y precisamente otro 11 de diciembre, ahora en el 2014, marcará el inicio de su lucha por la conquista del cuarto campeonato para la institución felina.

La final de ida entre Tigres y América se disputará este jueves 11 de diciembre en el Estadio Universitario, justamente 3 años después de que en ese mismo escenario se celebrara el tercer título en la historia del equipo auriazul.

En aquel no tan lejano día del 2011, los felinos se preparaban para recibir a Santos después de vencerlos 1-0 en su campo con anotación de Damián Álvarez, jugador que incluso se espera salga como capitán del equipo por la lamentable ausencia de Juninho.

Era un domingo lluvioso y frío, pero incluso eso no impidió que los ‘incomparables’ se hicieran presentes en el ‘Volcán’ para no sólo llenar el recinto, sino llenar al equipo con su aliento y hacer que el estadio pesara en su totalidad.

Ya en el partido, Tigres iniciaba como una máquina demoledora sobre Santos, y la presión fue tanta que apenas al minuto 12, Oswaldo Sánchez, portero, capitán y emblema de la institución lagunera, se iba expulsado tras una dura entrada en el área sobre Danilinho. Tras los reclamos de todo el equipo, el entonces capitán, Lucas Lobos, disparó a la derecha de Miguel Becerra, que había ingresado en lugar de Carlos Darwin Quintero, pero su remate era atajado por el arquero santista y enviado a tiro de esquina.

Esta falla congeló a más de uno en el Estadio Universitario. Más aún cuando el mismo Lobos se lanzaba una espectacular chilena en el borde del área para marcar un golazo, pero el árbitro anulaba su anotación por supuesto juego peligroso.

Con un Tigres menos agresivo y un Santos ya más acomodado con 10, se presentaba el minuto 30 donde el conjunto visitante lograba la increíble anotación a pesar de ser uno menos en la cancha. Este se convirtió en el primer gol recibido por la defensa felina en la Liguilla.

Terminado el primer tiempo, con una afición atónita y un equipo local que lucía sin respuesta, los laguneros se iban con la ventaja al descanso a pesar de su inferioridad numérica y, además, con un penal fallado y un gol anulado a los felinos.

Iniciaba la segunda mitad y la pregunta en todos era: ¿podrá Tigres revertir la situación, empatar el marcador y ser Campeón del fútbol mexicano después de 29 años? La respuesta llegaría pronto.

De la mano de Lucas Lobos, Tigres salió convertido en un vendaval ofensivo; derecha, izquierda, centro, por arriba y por abajo; atacaban de todas las maneras posibles y arrinconaban a un Santos que la única reacción que tenía era para despejar el balón.

Tendrían que pasar apenas 7 minutos de la segunda parte para que el ‘Volcán’ se convirtiera precisamente en eso. Tras un tiro de esquina despejado por la defensa santista, Jorge Torres Nilo recogía el esférico por la banda izquierda, adelantaba un poco y mandaba un centro largo justo al corazón del área donde Héctor Mancilla remataba con la cabeza y, ante la mala salida de Becerra, marcaba el empate en el partido y la victoria parcial en el global.

La afición felina despertó y gritó ese gol con euforia, misma que estaba guardada desde hacía 29 años y que el gol del chileno hacía que saliera de todas maneras; gritos, brincos, llantos e incredulidades, incredulidades de que esa noche podían ver campeón a su equipo.

Tras esa anotación, Santos se vio obligado a adelantar líneas en busca del empate global y con 10 hombres era lógico que se generarían espacios para que los llamados ‘4 fantásticos’ aprovecharan y liquidaran la serie.

Y al minuto 63 esto tendría efecto; tras un rechazo corto de la defensa lagunera, Lucas Lobos filtraba un balón perfecto para el movimiento que realizaba Danilinho, quien con la derecha fusilaba el marco visitante para marcar el 2-1 en el partido y 3-1 en el global. La algarabía se hacía notar en la afición local, se sentían ya con el título en la bolsa.

La desesperación del conjunto dirigido por Benjamín Galindo se hacía notar cuando al minuto 69, Felipe Baloy tiraba una fuerte patada sobre Lobos y se hacía acreedor de la tarjeta roja y en la misma bronca, Israel Jiménez se iba a los vestidores por empujar rivales.

El partido se rompió para mal, el ritmo bajó y Tigres se dedicó a consumir el reloj; a 3 minutos de terminar el tiempo regular y tras 32 toques al balón, Danilinho filtraba para Alan Pulido, que había ingresado en lugar de Héctor Mancilla, quien luego de una doble pared con el carioca, definiría con el marco despejado.

La fiesta era completa, Tigres ganaba contundentemente y evidenciaba a un rival que terminó con dos hombres menos. Con poco tiempo en el reloj, Santos aún tuvo un remate en el travesaño, fue ahí cuando se evidenció que el campeonato estaba ya escrito para el conjunto de Ricardo Ferretti.

Terminaba el encuentro y todo era alegría para la afición local. Tuvieron que pasar 29 años para que volvieran a gritar a los cuatro vientos que su equipo era campeón de liga y lo hizo venciendo a un gran rival, pero sobre todo venciéndolo de una gran manera.

Hoy, a tres años de ese momento, los felinos buscarán su cuarta estrella. Ahora no cerrarán en casa, pero el jueves se espera que se repita aquel ambiente incomparable que se vivió esa noche del 11 de diciembre del 2011.