Noventa minutos nos separan de poder volver a tocar la gloria con nuestras manos. Noventa minutos para salir con la garra que nos caracteriza y con la comunión que tenemos tanto en la cancha como en la tribuna durante cada partido. Ahora las cosas son distintas. La ciudad no es San Nicolás, pero el objetivo sigue siendo el mismo: salir a ganar. No es un partido común y corriente. Es el partido que define al mejor equipo del semestre. En este punto no importa la manera en que llegaste, ni lo que tuviste que sufrir o dejar atrás para estar hoy aquí, en el último día, el día más esperado por todos.

El escenario ya lo conocen, no es nada de otro mundo. Será una tarde fría, pero el clima se olvidará en cuanto el señor de negro haga sonar su silbato. Se olvidarán de todo. Al igual que nosotros. Ustedes harán su trabajo y nosotros el nuestro, alentarlos hasta quedarnos sin voz y después, seguiremos haciéndolo.

Podrá ser una noche especial, la cual recordaremos por el resto de nuestras vidas con un pensamiento positivo y una sonrisa de oreja a oreja. Una historia que puede pasar de generación en generación. ¡Ya basta! No queremos decir: “ya fuimos al descenso, perdimos tres finales”. Ahora, lo único que queremos decir de nuevo es: ¡SOMOS CAMPEONES! La frase que más llena de orgullo a cualquier aficionado al futbol. La frase que te hace sentir superior a todos durante seis largos meses.

Queremos una estrella más. Nuestro escudo fue diseñado para demostrar lo importantes que hemos sido a lo largo de la historia. Un equipo que tuvo que sufrir –y mucho- para regresar de los más profundo y ser uno de los mejores en la actualidad. Dándole lecciones a chicos y grandes. Nuestra fe, nuestro sentimiento es único, ¡ES INCOMPARABLE!

Hoy marchan hacia una ciudad lejana, pero eso no impedirá que los sigamos para demostrarles nuestro apoyo incondicional y recordarles una cosa: ¡TRAIGAN ESA COPA A SAN NICOLÁS! La gente no lo entiende, no los culpo, es difícil de entender. Sólo lo comprenden los que lo han vivido, los que han sentido esta misma pasión por tu escudo, por tus colores, el azul y oro que significan todo para nosotros.

Estamos a nada de dejar de ser el equipo “chico” del estado. Hoy tenemos la oportunidad de revertir la situación y así poder igualar en títulos a nuestro incómodo vecino para poder dar un golpe de autoridad en la mesa. Podrían ser tres títulos en tres años. Nuestras vitrinas esperan esa copa. Serán alegrías infinitas después de sufrir y llorar durante casi tres décadas.

Ustedes tienen la última palabra. Por último, sólo les queremos pedir una cosa: corran. Corran hasta que su sudor se convierta en sangre y cuando lo hayan hecho, corran aún más, como si no hubiese un mañana, como si la vida terminara después de esos noventa minutos. Esos noventa minutos que pueden significar los mejores de nuestras vidas. Tenemos plena confianza en ustedes. Sabemos que nos respaldarán dentro del rectángulo verde. Están en buenas manos. Ustedes desde adentro y nosotros desde afuera, como cada quince días en nuestro templo, nuestro recinto, el magnífico Estadio Universitario.

Hoy podemos demostrar que la mejor afición tiene al mejor equipo. ¡Vamos Tigres!