Se dice que de la historia no se vive, pero hay muchos equipos que no lo entienden, y a sabiendas del gran pasado, ignoran el presente y se creen inmortales a futuro. Pero hay algo aún peor: cuando una institución olvida su historia. Y entiéndase por institución a todo un conjunto que abarca desde directivos hasta jugadores, pasando por todo el personal, e incluso, los aficionados.

Olvidando la historia, desconociendo el futuro

Con seis meses en una ciudad, una persona apenas conoce a qué cine ir.

Olvidar la historia significa no tener identidad, quedarse con lo que dice la gente, no tener algo por qué luchar. Y qué difícil es recordarla cuando ni siquiera existe un arraigo especial, cuando hoy llegas y mañana te vas. Ese ha sido uno de los grandes males de Veracruz, directivas que no sienten pasión por los colores, jugadores y técnicos que les sucede lo mismo, al fin y al cabo, si juegan mal se van, y si juegan bien también, tal como pasará durante el siguiente draft invernal. De siete jugadores marcados como transferibles, sólo uno formó parte del equipo por más de un año jugando regularmente, Jehú Chiapas. Líber Quiñones y Martínez Borja dejarán el equipo tras un año en la ciudad, mientras que Tiago y Andrade se marcharán apenas conociendo los mejores lugares para comer del Puerto.

Si llegaras a una nueva casa sabiendo que, según el panorama, te marcharás en pocos meses... ¿te molestarías en remodelar? ¿te interesaría integrarte con el resto de vecinos? Probablemente la respuesta sea no. Y eso le pasa a muchos jugadores que llegan, pues de un principio, se nota cuando no existe un proyecto, cuando se traza una meta pero no el camino para alcanzarla, y ante la incertidumbre, es muy difícil crear un verdadero compromiso que se note en la cancha.

¿Quién es el patrón?

"No se puede estar bien con Dios y con el diablo"

Y todo empeora cuando no se sabe quién manda. Desde que Veracruz obtuvo su ascenso admistrativo (comprar una franquicia, otra forma de perder identidad) hace dos años, cuatro técnicos han ocupado la silla mayor escuala, y tres de ellos, se mantienen en la banca pero con roles distintos. ¿Cómo no confundirse? Es como un clásico de la niñez, cuando papá decía "ve" y mamá decía "no vayas", ¿a quién hacerle caso? ¿Si atiendo a uno se enojará el otro? ¿Por qué no se ponen de acuerdo entre ellos? Ahora, imaginen esa incertidumbre dentro de un campo de fútbol, tres voces gritando con ideas distintas, y en frente, monstruos de la calidad de Mauro Boselli, Humberto Suazo u Oribe Peralta... vaya desastre que espera.

A eso habrá que sumar la desorientación que produce el no dominar una posición dentro del campo. A lo largo del Apertura 2014, Veracruz no sólo no tuvo un once inicial base, sino que ni siquiera conservó un parado táctico principal, pasando desde el 4-5-1, por el 5-3-2 para finalizar con un 4-4-1-1. En ese camino, hombres como Oscar Mascorro, Antonio Martínez y Daniel Villalva cambiaron de posiciones, o como fue el caso de Wilson Tiago, su función cambió partido a partido, evitando explotar su potencial. En el caso específico del brasileño, a juicio personal, su talento a la ofensiva fue anulado por sus propios dirigentes, atándolo a acciones defensivas que le impedían explotar al frente con su larga zancada y habilidad para los pases.

Capitanes a bordo

Pero toda causa siempre tiene quien la saque a flote, en este rubro, podemos mencionar a dos hombres, sin los cuales quizá en estos momentos Veracruz estaría casi sentenciado al descenso: Melitón Hernández y Keko Villalva.

Melitón fue el arquero más atajador de la Liga Bancomer

El primero, con un total de 52 atajadas, fue el cancerbero de Liga Bancomer que en más ocasiones salvó su meta, por encima de hombres como Oscar Pérez y Jonathan Orozco; dicho sea de paso, el originario de Poza Rica debe estar siendo vigilado de cerca por Miguel Herrara, pues una convocatoria a Selección Nacional en 2015 no suena descabellada. Pero de paso, este dato abre la puerta a otro custionamiento: ¿Cómo es que una defensa que pretende salvarse del descenso permita que su portero se convierta en héroe 52 ocasiones? En promedio tres veces por partido, contando que la defensa como tal no se comportó mal, y es aquí donde vuelve el tema de Wilson Tiago, un hombre cuya principal virtud no es contener ataques, y que por tanto fue superado muchas veces poniendo a su área en predicamento. 

El chaparro con gran corazón

El segundo hombre a estacar es el chaparrito Villalva. Con sólo cuatro goles se convirtió en el máximo artillero del equipo, siendo que como él mismo lo mencionó a su llegada, el anotar no es su principal virtud. Y vaya que lo demostró con amor propio y esfuerzo, correteando, saltando, metiendo, siempre fue funcional y su ausencia pesó. Procedente de un equipo grande donde no logró consolidarse, no es de extrañar que su hambre lo motive a dar todo por la playera escuala.

Quizá eso sea lo que necesite Veracruz, hombres con hambre de triunfar, con sed de revancha; nada de jugadores acostumbrados a ser moneda de cambio cada seis meses. Los escualos necesitan jóvenes con talento y dispuestos a ganarse un puesto, así como veteranos que aporten garra y talento; de momento, se vienen a mi mente muchos nombres, como los de Jorge Espericueta (que no ve la suya ni el Tigres ni en Villarreal) o Aníbal Zurdo (goleador que no goza de confianza en Cruz Azul), aunque claro, sólo son producto de mi humilde opinión. 

No recuerdes la historia, hazla valer

Un verdadero fan no abandona; exige, pero siempre apoya

Con todo esto tendrá que luchar Carlos Reinoso el siguiente torneo. El chileno habla de calificar a Liguilla, se enorgullecer a la ciudad, pero para ello, su misión primordial será dar un sentido a la estancia de quienes se quedan, y motivación de triunfo a quienes lleguen; empaparse de la historia escuala y contagiarla a sus pupilos, y para eso no hay que hablar ni con los Kuri (que sin duda aman a su franquicia un poco más que al escudo) ni con los volátiles y tendenciosos medios que rodean el entorno del equipo (de esos que alaban de frente y acuchillan por la espalda); hay que hablar con las 10 mil almas, en promedio, que fielmente compran cada quincena su boleto para apoyar a los rojos, los que no villamelonean, los que no se bajan del barco, los que aún en las derrotas están ahí, los que no esperan nada a cambio más que un buen par de... piernas que se entreguen minuto a minuto. Pues es el dinero y la fama motivan, pero hasta ahí; es el amor, el amor por una ciudad, por unos colores, el amor por lo que se hace y el porqué se hace es lo que escribe historias épicas; por amor se hace todo, se sacrifica el hoy por lo que habrá en el mañana...y hay que revivirlo, porque el éxito es efímero, pero la gloria es eterna, y la gloria se busca día a día, paso a paso. 

Volver al origen es difícil, revivir lo que parece olvidado, todas las historias y recuerdos de antaño, lo es aún más, pero al final de todo, vale la pena. Es morir o vivir, pero siempre de pie.