Contemos una historia que comenzó en Sudamérica, para ser más descriptivos, en un pequeño lugar donde el gobierno es distinto y el petróleo abunda. Una nación que parte como víctima a la hora de patear el balón, pero como favorita a la hora de elegir a la más bella mujer del orbe. Donde a las pelotas se les pega con un bat y se corre por carreras. Es ahí donde surgieron dos fieros caudillos, rebeldes por excelencia, con magia en el cerebro, que buscan conquistar el balompié mexicano desde el lugar donde termina la patria.

Su historia comenzó paralelamente en un club llamado Nueva Cádiz, ahora extinto, que contaba con un entrenador que apenas sobre pasaba los veinte años de edad, llamado César Farías; por otro lado, entre los aspirantes a futbolista se encontraba una de las piernas zurdas más educadas que el mundo haya visto, su toque y potencia maravillarían al fútbol europeo años después, hablamos de Juan Arango.

Dos años después, Nueva Cádiz ascendió al máximo circuito del fútbol venezolano y ahí comenzaba la verdadera historia de la dupla Farías-Arango. Ambos destacaban desde sus respectivas vitrinas llamando la atención de equipos con más renombre. Fue así como en el 99’, Arango emigró al Caracas FC en busca de un mejor futuro. Y vaya que lo encontraría, al poco tiempo llegó su primera oportunidad en Selección Nacional, donde se haría de un puesto que no ha dejado hasta la fecha. Emigró al fútbol mexicano con los Rayados de Monterrey y permaneció en territorio azteca hasta el 2004, tiempo en el que además vistió las playeras de Pachuca y Puebla y se convirtió en campeón de CONCACAF con los Tuzos.

En 2004 voló a España para enrolarse con el Mallorca y volverse un referente del club hasta el 2009, temporada en la cual fue traspasado al Borrusia Mönchengladbach alemán. En la Bavaria se convirtió en el máximo ídolo de la afición, que durante ese tiempo coreó sus excelsas anotaciones con la zurda bendita y aplaudió el enorme talento del Hurrikan der Karibik (Huracán del Caribe), como fue apodado.

Por su parte, Farías siguió creciendo en su país pasando por clubes como el Deportivo Táchira, donde consiguió acceder a los cuartos de final de la Copa Libertadores edición 2004. Pero su punto máximo llegó en diciembre de 2007, momento en el que se le nombra Director Técnico de la Selección Venezolana de Fútbol. Ya como timonel nacional, no dudó en hacer de Juan Arango el hombre sobre el cual se basara el fútbol que pretendía, al grado de nombrarlo capitán del equipo.

Farías nombró a Arango capitán de la Selección Venezolana

Juntos lograron transformar el fútbol venezolano, dándole una estructura y una ideología fundamentada en el toque, la verticalidad y el buen trato del balón. Sacaron a Venezuela del fondo de la clasificación sudamericana y se quedaron a dos puntos de la gloria rumbo a Sudáfrica 2010, finalizando a esa cantidad de unidades de la zona de repechaje. Pero el trabajo continuó hasta la Copa América de Argentina 2011, donde escribirían historia al llevar al combinado nacional hasta las semifinales, donde serían derrotados por Paraguay desde los once pasos para finalmente terminar en la cuarta posición; mejor resultado en toda su historia. La confianza se mantuvo para las eliminatorias rumbo a Brasil 2014, pero tristemente para su causa el destino fue el mismo: terminar un peldaño abajo del puesto de repechaje. Farías renunciaría a la Selección a finales de 2013 separándose de Arango nuevamente.

Con hambre de nuevas aventuras, Farías firmó por una temporada con los Xolos de Tijuana, novel y carismático equipo de la Liga Bancomer. El primer torneo al mando no fue fácil, tras veinte años dirigiendo en el mismo país, era lógico que la adaptación sería un poco complicada. Pero a los fronterizos les alcanzó para colarse a la Liguilla, donde saldrían en cuartos de final victimados por Toluca. El timonel estaba consciente de que su equipo necesitaba un hombre diferente, alguien que marcara diferencia en el mediocampo y ayudara a Cristian Pellerano en la construcción de fútbol.

Casi al mismo tiempo, en Alemania se daba a conocer que Juan Arango no renovaría con el Gladbach, a pesar de ser el favorito de la afición. Las piezas se juntaron para que el destino de Farías y Arango volviera a cruzarse y que todo pasara en Tijuana, ciudad desde la cual ya planean sorprender a todo el fútbol nacional, y por qué no, bordar la segunda estrella en el escudo xoloitzcuintle. La fórmula ya le dio un salto de calidad al fútbol venezolano, falta muy poco para probarla en México, y dará mucho de qué hablar, ténganlo por seguro…

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