1991. Mientras en Europa estallaba una guerra por la desintegración de la URSS, en Culiacán, Sinaloa, nacía Javier Güemez López, precisamente un 17 de octubre.
Con apenas 19 años de edad, pero ya con una trayectoria dentro de sus fuerzas básicas, Javier subió al primer equipo de Dorados de Sinaloa gracias a su calidad con el balón que deslumbraba a más de uno. Tanto fue el impacto causado por el medio centro mexicano que, tres años después, dio el gran salto de su carrera, llegar a la Primera División Mexicana.
Xolos se hizo de sus servicios, pero lo foguearon en Dorados
Xoloitzcuintles de Tijuana fue el equipo que, gracias a que habían comprado meses antes a Dorados, se hizo de los servicios de Güemez en lo que sería el inicio de una etapa muy productiva por parte del mediocampista.
Hoy, a un año de su arribo a la frontera, Javier Güemez se ha vuelto un completo referente de la escuadra xoloitzcuintle, tanto así que se ha hablado de un posible interés por parte de Miguel Herrera de convocarlo para los siguientes compromisos de la Selección Mexicana.
Javier posee una gran ubicación dentro del terreno de juego; pocos medios en el fútbol mexicano pueden posicionarse tan bien ya sea un poco delante de los defensas o un poco atrás de los delanteros. Se dio a conocer en el fútbol mexicano gracias a su gran toque con la pierna derecha que, incluso a terminado con goles a favor del cuadro fronterizo y los que ha salvado en más de una ocasión.
También, como si fuera la cereza del pastel, ha mostrado tener una gran versatilidad en el terreno de juego; media punta, extremos, medio centro y defensa central son algunas de las posiciones donde el de Culiacán se ha desempeñado y, para rematar, lo ha hecho de una manera sobresaliente.
Hoy, Javier Güemez es un habitual titular en el parado de Tijuana y ya incluso ha sabido lo que es ser capitán de su escuadra. A punto de cumplir 23 años y con un año que ha estado lleno de grandes actuaciones y mucha calidad, Javier está en un punto crucial de su carrera, en donde está más cerca de tocar el éxito que de no conseguirlo.