No cualquiera triunfa en la NBA, y mucho menos en Los Angeles Lakers. Una franquicia con 16 campeonatos en la liga -segunda en ese departamento por detrás de Boston-, que ha tenido la fortuna de ver desfilar con la franela amarilla y púrpura a leyendas como Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Shaquille O'Neal y 'Magic' Johnson, pero que hoy se rinde ante el hersey '24' nacido en Philadelphia hace 36 años y que llegó a la Costa Oeste en 1996.

Originalmente elegido por los Charlotte Hornets en el Draft, Kobe Bryant era entonces el joven sensación del basquetbol preparatoriano. Fue intercambiado a la escuadra angelina en ese mismo momento por el serbio Vlade Divac, y así dio comienzo el idilio entre equipo y jugador.

Ese romance ha dejado como frutos 5 trofeos Larry O'Brien; además, con la selección estadounidense, conquistó las medallas Olímpicas de oro en Beijing 2008 y Londres 2012. En el plano individual, el apodado 'Black Mamba' ya logró ser el Jugador Más Valioso de la liga en 2008, ser también MVP en dos series finales y amasar 16 selecciones al Juego de Estrellas, de los cuales en cuatro ocasiones se llevó la condecoración al mejor.

Esta vez, Kobe Bryant suma a su impresionante perfil profesional 32,310 puntos, superando así a Michael Jordan para escalar al tercer peldaño de la lista histórica de anotadores del mejor baloncesto del planeta, quedando por detrás de Karl Malone y del anteriormente mencionado Abdul-Jabbar.

Para festejar esta marca, el basquetbolista publicó una carta, misma que puedes leer a continuación.

"Cero. Ese es el número de puntos que anoté en la Philadelphia's Sonny Hill Future League (una liga de verano) cuando tenía 12 años. No anoté. Ni un tiro libre, ni una suspensión, ni siquiera una canasta de suerte.

Mi padre, Joe Bryant, y mi tío, John Cox, fueron leyendas de esa liga en sus días. Estaba avergonzando a mi familia.

Consideré renunciar al baloncesto y centrarme únicamente en el fútbol. Aquí es donde se forjó mi respeto y admiración por Michael Jordan. Me enteré de que había sido cortado por su equipo del instituto; aprendí que él sabía lo que se sentía el estar avergonzado, sentirse un fracaso. Pero él usó esas memorias como combustible, le hicieron más fuerte, no se dio por vencido. Así que decidí hacer lo mismo. Canalicé mi fracaso como el combustible que mantendría ardiente mi fuego competitivo. Me obsesioné con probar a los ojos de mi familia, y a mí mismo, que podía hacer esto.

Se convirtió en una obsesión. Aprendí todo sobre el juego, la historia, los jugadores, los fundamentos. Estaba decidido a no tener un 'cero' otro verano más, me ví obligado a inflingir la misma sensación de fracaso en mis rivales que la que ellos, inconscientemente, me infligieron a mí. Ahí nació mi instinto asesino para anotar.

Qué viaje ha sido este. Establecer esta marca es un gran honor. Soy consciente del toque de queda del 'Padre Tiempo'. Me ha enviado a mi habitación a lavarme los dientes antes de llevarme, pero yo no sería yo si no entrase en el baño lentamente. No sería yo si no me comporto como si alguien hubiera perdido la pasta de dientes. No sería yo si no me cepillo dos veces, lavo mi lengua tres, uso el hilo dental hasta hacer sangrar mis encías y me enjuago la boca hasta que alivio las quemaduras de mi boca.

Yo no sería el niño que se recuperó después de 'cero', y no estaría honrando al hombre que me inspiró a desafiarlo todo."