La selección de Eslovenia se ha proclamado por primera vez en su historia campeona de Europa de baloncesto tras derrotar a Serbia por 93-85 en un partido que se mantuvo igualado hasta llegar al último minuto del encuentro. Eslovenos y serbios han protagonizado una final digna de lo esperado en la que ha sido toda una sorpresa para los amantes del baloncesto, pues ninguna de las dos selecciones entraba en las quinielas para siquiera llegar al duelo final para luchar por el trofeo.

Un estratosférico Goran Dragic con 35 puntos ha elevado a los suyos hacia el olimpo del baloncesto europeo después de dominar los tres primeros cuartos a base de triples y penetraciones muy elaboradas usando su gran fortaleza con el cuerpo. El final del choque se ha visto marcado por la lesión de Luka Doncic y el cansancio del propio Dragic, que ha tenido que ser sustituido a poco menos de cinco minutos para acabar el partido. Una jugada maestra de Kokoskov que ha permitido que Prepelic sentenciara desde la larga distancia.

Goran Dragic saca a relucir su muñeca

Dragic hizo 26 puntos en la primera mitad

El partido comenzó con las dos selecciones bien colocadas en el parqué y muy sólidas en defensa. Kuzmic por parte serbia y Muric por parte eslovena fueron los encargados de coger el ritmo inicial y dar los primeros puntos a los suyos. Tras unos minutos de total igualdad, Serbia empezó a coger una pequeña renta en el luminoso del Sinan Erdem que rápidamente fue contrarrestada por Eslovenia a base de triples para cerrar el cuarto tan sólo dos puntos abajo (20-22).

En el segundo cuarto, el equipo de Djordjevic salió muy fallón y Eslovenia lo aprovechó para fusilar al rival a triples, comandado por un Dragic impecable que se jugó todo e incluso las metió desde muy lejos. Serbia quiso contraatacar con su estrella, Bogdanovic, y fue suficiente para rebajar la desventaja de diez puntos antes de llegar al tiempo de descanso.

Fotografía: FIBA
Fotografía: FIBA

La fe y el ímpetu salen victoriosos

Luka Doncic se lesionó en el peor momento

En la reanudación, el guión no varió demasiado y los serbios siguieron fallones. Dragic aún seguía en estado de gracia y Djordjevic en un estado de desesperación que le hizo pedir más de un tiempo muerto para espabilar a los suyos. Cuando todo iba bien para Eslovenia, todo se torció con la lesión de Luka Doncic, que estaba haciendo un buen partido y tras una torcedura de tobillo ya no pudo volver a la pista. Además, a ello se sumó el cansancio de la estrella Dragic a la que los últimos tiros ya no le entraban, algunos de ellos ni tocaban aro. 

Pero entonces, y tras un cambio radical de lo que se preveía tras lo visto antes de la lesión del joven base del Real Madrid, Serbia logró ponerse por delante y enchufar a su afición presente en Estambul. Kokoskov tuvo que pedir tiempo muerto ya que los jugadores notaban el cansancio y los tiros no eran los mejores. Dicho tiempo muerto fue clave para el devenir del choque, ya que Prepelic sacó a lucir su muñeca desde la larga distancia para poner tierra de por medio, y a ello se sumó que a Serbia repentinamente no le entró nada.

Con 77-74 en el luminoso favorable a los eslovenos, apareció el jugador madridista Anthony Randolph con un impresionante 2+1 para poner a los suyos con una ventaja que fue clave de cara al final del choque. Serbia volvió a fallar lo que nunca había fallado y la dureza interior eslovena acabó por finiquitar el encuentro y conseguir la medalla de oro en el Eurobasket 2017, después de vencer todos sus partidos del torneo.

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