Si ya es difícil jugar con la mirada y la ilusión de unos amigos y una familia detrás, imagínense hacerlo con todo un país esperando todo y más de ti, notando el aliento de millones de personas tras tu nuca. Gareth Bale lo ha sabido entender, y lo ha utilizado para motivarse, para erigirse como héroe nacional y sobre todo para crecerse en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad. Pocos creían en él y su selección antes de comenzar el europeo, no era una selección con una gran constelación de estrellas, pero tenía algo que quizás muchos otros combinados nacionales añoraban y clamaban contra el cielo por no tenerlo, un sistema solar sobre el cual girar todos los elementos tangibles y no tangibles de un país al completo.

Bale no iba de vacaciones a Francia, ni a sabiendas de que ya había hecho historia y que aquello era un premio para disfrutar con una mínima molécula de distensión en el aura que le rodeaba. Era la hora de seguir alargando un sueño, una historia, una ilusión, y sobre todo de comenzar a colocar otra piedra para que algún día se le pueda incluir en aquella lista de futbolistas que son invisibles para el olvido.

Foto: UEFA
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Buscando un hueco entre los más grandes

No todo jugador es capaz de rendir de igual forma en un club que en una selección, no hay que ir más lejos, miren a Messi y a Cristiano. Sin embargo, quien rinde con una selección y hace historia, se asegura un lugar en el club de los inmortales, da igual lo que hayas hecho con tu club, si tu país y tus actuaciones con tu combinado nacional te avalan, pocos te discuten. Miren a Maradona y a Pelé, o a Cruyff, o a Platini, o a Zidane, o miren a su lado, miren a Iniesta, bueno dejen de mirar porque esto es una realidad irrefutable.

Gareth Bale ha sido regular, incisivo, voluntarioso, y líder y alma de una selección eterna. Tres goles, dos de ellos de falta directa. ¿Y qué? Sí, la osadía parece hacer acto de presencia, pero no, los goles son lo de menos, cada carrera, cada mirada, cada celebración han sido una muestra de lo que representa el de Cardiff para su país. No es un jugador normal, es el niño mimado, es aquel hijo al que le das todo y te lo devuelve con un comportamiento ejemplar, triunfando en la vida tanto en lo personal como en lo profesional.

Tres goles en el torneo son lo de menos

Pocos creían en él, ahora muchos le aclaman. Pocos apostaban por él, ahora muchos se juegan su dinero, literalmente. Pocos veían en él a un futbolista capaz de marcar historia, ahora muchos empiezan a plantearse seriamente esta opción. La Eurocopa está llegando a su fin, pase lo que pase, gane o pierda Gales, Bale ha escrito un lugar en la historia del fútbol. De los perdedores no se acuerda nadie, error, no se acuerda nadie de aquellos que no soltaron la última bocanada de aire que les quedaba por el escudo que llevaban en el pecho, y eso Bale lo ha hecho.