Se suele decir mucho en el mundo del fútbol que “la felicidad va por barrios”. La desdicha de un equipo es intrínseca a la felicidad de su rival.

En estos momentos el contexto que rodea a Madrid y Barça es convulso: Los merengues comenzaron como un tiro la temporada pero se han atascado en el inicio liguero dejándose hasta 7 puntos en tres partidos en casa, lo que sumado al bajo rendimiento de algunas de sus estrellas ha provocado un estado de preocupación en sus aficionados. En el caso del Barcelona en lo deportivo todo está yendo perfecto, puntuación impoluta en Liga, líderes y con la mejor versión de Leo Messi, pero ni esto consigue disipar la crispación de los seguidores culés por la gestión de Josep Maria Bartomeu y su junta directiva. Además como todos los equipos catalanes el Barça vive con incertidumbre la cuenta atrás para el 1-O, ya que la celebración del referéndum de autodeterminación podría traer cambios clave para todos estos clubes.

Por el contrario la tercera arista de este triángulo de gigantes españoles, el Atlético de Madrid, vive uno de los momentos más dulces de su historia reciente.

Mudanza al Metropolitano

Hace dos semanas el Atlético estrenó su nueva casa en un encuentro liguero ante el Málaga. El partido concluyó con una victoria 1-0 para los rojiblancos en el mejor estreno posible del nuevo estadio. Además para celebrarlo el club montó “fan zones” y diversos espectáculos para grandes y pequeños.

El pasado sábado la fiesta continuó con un desayuno de chocolate con churros para preparar el duelo a mediodía ante el Sevilla. De nuevo ante los hispalenses el estadio estuvo a reventar y los aficionados pudieron disfrutar de conciertos y espectáculos para todos los públicos antes y después de la victoria por 2-0 ante los de Berizzo.

De esta forma y con el Chelsea y el FC Barcelona en el horizonte el Atlético ha inaugurado su nuevo hogar de la mejor manera, con dos victorias en dos partidos, con tres goles a favor y ninguno en contra y mostrando un ambiente tremendo que el Cholo ha llegado a comparar con un circo romano.

Concesión de la final de la Chapions en 2019

La historia reciente del Atlético con la Liga de Campeones es de amor-odio. Lisboa y Milán dejarán un amargo recuerdo en todos los aficionados rojiblancos pero como se suele decir quien la sigue la consigue. Esta temporada el conjunto de Simeone volverá a pugnar por alzarse campeón de la máxima competición europea de clubes. Para ello tendrán que llegar a la final que se disputará en el estadio olímpico de Kiev, un viaje largo y complicado para llegar a la capital de Ucrania.

Sin embargo el año que viene el Atlético acogerá orgulloso la final de la competición en su estadio. En una decisión que ya se veía venir finalmente la UEFA convertirá al Wanda Metropolitano en el cuarto estadio español que albergará una final de este torneo tras el Santiago Bernabéu, el Camp Nou y el Sánchez Pizjuán.

Aumento exponencial de la masa social

El traslado al nuevo estadio ha motivado a los aficionados a afiliarse al equipo. El club cuenta ya con más de 110.000 socios, una cifra histórica que hace unos años no habrían sido alcanzables. De todos estos socios más de 55.000 son abonados, lo que supera el aforo total que tenía el Vicente Calderón.

Sin duda el nuevo coliseo rojiblanco permitirá al Atlético seguir creciendo en el aspecto social y montar un ambiente infernal en el Metropolitano que a buen seguro hará que los rivales teman rendir visita a los del Cholo.

Diego Costa: El regreso del hijo pródigo

Durante varios meses se ha estado especulando con la vuelta del delantero hispanobrasileño. El propio jugador soltó la bomba tras un encuentro con la selección española en el que comentó a los periodistas que Antonio Conte le había dicho por mensaje que no contaba con él para la próxima temporada. A partir de aquí el de Lagarto no escondió su intención de volver al Atlético y la directiva, si bien se mostró cautelosa y midió bien los tiempos, también tenía claro que le querían como guinda del pastel.

La sanción de la FIFA impedía inscribir a Costa este verano, de modo que no había prisa. Únicamente se buscaba bajar las altísimas pretensiones iniciales del Chelsea y convencer al delantero para que volviera a Londres y desbloqueara las negociaciones. Una vez conseguido todo esto era cuestión de tiempo que se hiciera oficial el acuerdo. Finalmente Diego Costa ya estuvo en el palco del Metropolitano este fin de semana como jugador rojiblanco y en breve comenzará el plan específico de preparación con el profe Ortega para ponerse a tono de cara al mes de enero, donde podrá debutar en partido oficial.

Inicio fulgurante de campeonato

Por supuesto en el aspecto deportivo el Atlético también va como un tiro. El primer partido liguero en el campo del Girona fue una montaña rusa, una primera parte muy mala en la que se fueron a vestuarios perdiendo por 2-0 y unos segundos 45 minutos donde fueron un torbellino que llegó a empatar y casi alcanzó el 2-3. A partir de aquí el Atlético ha dejado muy buenas sensaciones: Contundente goleada por 1-5 en el campo de Las Palmas, victorias ante el Málaga, el Athletic y el Sevilla y un empate muy trabajado ante un Valencia que oposita a estar en el top europeo este año.

En Champions la primera jornada de la fase de grupos se abrió con un Roma-Atlético en el que el 0-0 final no hizo justicia a lo que hicieron los rojiblancos en el campo. Fueron muy superiores, jugaron bien  y tuvieron numerosas ocasiones para marcar pero el balón no quiso entrar.

En cuanto a los jugadores todos están enchufados. Antoine Griezmann volvió justo a tiempo de estrenar el Metropolitano tras su expulsión y posterior sanción en la primera jornada. Ante los malacitanos anotó el gol de la victoria, el primer tanto de la historia del nuevo estadio, cuajó un gran partido en San Mamés, dando una asistencia y marcando dos goles que fueron anulados dejando muchas dudas y volvió a mojar contra el Sevilla. En defensa los Godín, Savic, Lucas, Filipe… han recuperado su mejor versión y han vuelto a montar el muro rojiblanco. Tras ellos aparece Jan Oblak que sigue opositando a ser uno de los mejores porteros del mundo con paradas salvadoras y con una serenidad que inspira tranquilidad a sus compañeros y a los aficionados.

El resto del equipo continúa dejándose la piel cada vez que sale al campo. Los canteranos Koke, Saúl o Gabi, un inspirado Yannick Carrasco o el efervescente Ángel Correa prometen muchos momentos de felicidad a una parroquia colchonera que se levanta cada día con una sonrisa de oreja a oreja porque todo está saliendo a pedir de boca en el barrio rojiblanco.