Llegaba el Celta al Bernabéu después de unos años de arisca espera en la que Chamartín ha echado en falta la apuesta atractiva con la que se liga el nombre del equipo vigués. Con esa vitola y con una numerosa afición en lo alto del fondo norte, el conjunto celeste atendió al envite de José Mourinho y planteó un choque atractivo. Al menos, sobre el papel. El fútbol de ataque era prácticamente una obligación viendo que sobre el campo el Real Madrid disponía el once más ofensivo posible.

El plan era derribar por continuas envestidas. Auténticas oleadas de fútbol con mucha movilidad en las posiciones de ataque madridista. El Madrid saltó al césped del Bernabéu dispuesto a disfrutar y a llevar a la práctica la apuesta más agresiva de su técnico. Juntar a Kaka, Ozil, Xabi Alonso y Modric no está al alcance de muchos equipos y no defraudaron en su preciso juego de toque y movilidad. El vendaval llegó tras el saque de honor de Alberto Contador y como el pinteño en una de las grandes citas del calendario ciclista, el Madrid demarró hasta lograr soltar al Celta.

Poco tardó en sacar de rueda al equipo vigués y en los primeros diez minutos, de la mano de un Ozil omnipresente, los blancos arrinconaron al equipo visitante. Bien pudo ser Ramos el que abriera el marcador a la salida de un córner, pero ese trabajo recayó sobre la zurda de Higuaín. El argentino aprovechó un espacio en la banda izquierda para poner el centro, sin embargo el balón hizo una parábola directa a la escuadra de Sergio. El portero, que hoy sustituía a Varas, solo pudo observar impertérrito como el balón se alejaba de sus expectativas y besaba las redes.

Cuando el Real Madrid logró el gol, perdió esa intensidad y tendió a relajar el juego. Mantuvo el control del partido y gozó de ocasiones, pero se dedicó a administrar la corta distancia. Cristiano parecía ser el único encabezonado con aumentar la renta y las tuvo de todos los colores. Remató desde lejos, de cabeza, de falta y estrelló un balón al larguero, pero el esférico no quiso entrar. Mientras tanto, el equipo de Paco Herrera demostró estar lejos de las pretensiones ofensivas de otras tardes. El Madrid logró parapetar atrás a un equipo que tiene una apuesta firme por el bueno juego y les dejó sin más argumentos que algún chispazo de Krohn-Dehli o una brillantez de Iago Aspas. El delantero, zurdo exquisito, parece dispuesto a disputar partidos más grandes. La calidad del pontevedrés alentó a su equipo a ir arriba tras el gol de Higuaín, pero se sintió como un islote ante Varane y Pepe. No obstante, Iago Aspas pudo anotar un gol de no ser por la estirada de Casillas.

Con el paso de los minutos el sopor se fue haciendo dueño del partido, que pedía a gritos el descanso para ver si de ese modo ambos equipos recuperaban el ritmo que nunca se debió perder. Di María fue el encargado de intentar alterar el biorritmo del encuentro cuando sustituyó a un Kaka cuyo rendimiento ya no sorprende. Ni para bien, ni para mal. El brasileño está lejos de ser siquiera la sombra del elegante mediapunta que levantó el Balón de Oro.

El partido, sin embargo, siguió su dinámica aburrida, lejos del guion preestablecido, que señalaba al encuentro como un duelo atractivo. Cristiano continuó con su lucha por golear a Sergio, pero su suerte aún estaba por llegar. Por otro lado, Modric fue la pareja de baile de todo aquel que quiso asociarse con él. El balcánico ha demostrado su fútbol a cuentagotas, pero sin duda es un jugador de los que levantará al respetable del Santiago Bernabéu.

Paco Herrera también quiso modificar la hoja de ruta de su equipo e incluyó a Bermejo y Park, pero posiblemente tuvo un coste demasiado elevado ya que para ello se tomó el lujo de retirar al mejor jugador de su equipo: Aspas. Poco o nada logró ya que el Real Madrid fue superior y las ocasiones fueron llegando como efecto lógico del cansancio celeste. Por maduro acabó llegando el 2-0 que firmó Cristiano Ronaldo de penalti. La pena máxima fue señalada tras un derribo sobre Ozil en el área y el portugués se encargó de hacer bueno. Tras el segundo, el Madrid se divirtió aprovechando los espacios y el tercero era cuestión de tiempo, sobre todo con Callejón aprovechando cada centímetro del campo para demostrar su valía. El partido no dio para más y con ésta victoria el Real Madrid recupera la senda ganadora tras empatar en el Camp Nou y ya piensa en su viaje a Dortmund para enfrentarse al Borussia.

Así lo hemos vivido.