Pocas veces se pudo ver un Real Madrid – Sevilla tan insulso y descafeinado. Las circunstancias del partido condicionaron un espectáculo tenue, sin brillo. Todo ello fue un cúmulo causado por la desgana de unos y la incomparecencia de otros. En definitiva, un encuentro en el que Kakà volvió a ser noticia. Mourinho volvía a darle la titularidad sin que nadie se crea que su rendimiento puede volver a ser el que fue.

La alineación del brasileño, obligada por las bajas y el descanso que el entrenador otorgó a otros jugadores, le elevó a una posición que empieza a ser extraña para él. Como también sorprendió la presencia de los dos delanteros del equipo en el once titular, quizá buscando que la chispa goleadora de ambos resurgiera con el contacto. O decidir quién será la punta de lanza contra el equipo de Ferguson.

Sin Xabi, el Madrid perdió el mando y el timón, entregado sobre Luka Modric. El futbolista croata, endeble de rendimiento, tuvo esas noches en las que brilla algo más. Sin embargo, la experiencia dicta que puede ser una gota sobre el océano en cuanto a continuidad en el mismo se refiere. Modric movió al equipo y lo acompañó con generosidad en el esfuerzo, pero cuando le faltó el aire el Sevilla se estiró buscando a Diego López.

Cristiano continúa a lo suyo

La balsa de aceite en la que se convirtió el partido no impidió destellos de luz en las filas del Sevilla, algo dubitativo toda la noche. Las buenas maneras de Kondogbia sorprendieron a un Bernabéu que se atenazó por el frío y que el fútbol visto sobre el césped les hizo entrar en calor en contadas ocasiones. Bien es cierto que el equipo quiso gustar y salió al ataque sin  pensárselo.

Por ello, el Sevilla se perdió entre las dudas y sólo destacaba el citado mediocentro. Con ello, los movimientos de los cuatro de arriba del Real Madrid, volvieron locos a los zagueros sevillistas que perdieron las marcas y propiciaron que el partido fuera un ejercicio de tiro con Beto luciéndose. Entre tanto, Cristiano no descansó en su empeñó de jugar dándolo todo pensando en el duelo europeo. Sus idas y venidas por el frente de ataque desdibujaron a Coke y al que se interpuso en su camino.

Así llegó el primer tanto, firmado por Benzema tras empujar un balón en la misma línea de gol después de una jugada de Cristiano por la izquierda. Los avisos y el gol posterior no despertaron al Sevilla, que tuvo que acusar otro duro golpe para demostrar que habían saltado al campo. Cristiano se gustó y no cejó en su empeño hasta colocar su nombre en el marcador. El portugués recibió un balón en la frontal y con una bicicleta tumbó al defensor. El resto fue lo de siempre, un zurdazo directo a las redes.

El 2-0 despertó al Sevilla, aunque fue demasiado tarde. Su tímida reacción no bastó para intimidar a Diego López, pero sí para que el equipo blanco tomara aire y saliera a la contra. El descanso llegó con el resultado visto para sentencia, poca historia la que se vio durante la primera parte, preludio del segundo tiempo cuya ausencia de ritmo acabó por finiquitar el encuentro con rejonazos del Real Madrid. Nada más volver del intermedio, y tras otro error visitante, llegó el tercero y es que Cristiano no perdonó llegando desde la izquierda batiendo de nuevo a Beto.

Higuaín y Maduro fueron expulsados

Con este gol llegó el momento que más gusta al Madrid. La necesidad obligó al Sevilla a estirarse y dominar, pero los blancos ansiaban el momento para lanzarse a la contra. Éste llegó y la lanzó Cristiano con el vértigo que acompaña todas sus acciones. La velocidad del “7” fue alentada por la algarabía de la grada que llevó en volandas al equipo hasta que el portugués remachó a puerta un buen centro de Higuaín. Bastante sangre había hecho el delantero y por ello Mourinho le reservó de cara al partido del miércoles, dando entrada a Morata.

Con las sustituciones, el entrenador blanco demostró que lo importante estaba por venir y el partido perdió todo el interés cuando Benzemá, Kaka y Cristiano fueron sustituidos, a lo que se sumó la expulsión de Higuaín por doble amarilla. Minutos después, Maduro no quiso ser menos y tras una entrada tomó el túnel de vestuarios de forma prematura. Con todo ello, Morata se convirtió en referencia y bregó con la ilusión de un juvenil, acompañado por Callejón y un Pepe que volvía a sentirse futbolista después de su ausencia por lesión. Antes de que el árbitro pitara el final, Del Moral firmó el tanto del honor con una buena jugada personal y un mejor disparo para el cual Diego López poco pudo hacer.

El Real Madrid terminó de divagar sobre el campo con la tarea cumplida y con las miras en desafíos futuros que se empiezan a acercar en el tiempo. La visita del Manchester marcó los minutos finales, sin historia, y el Madrid dio por bueno el 4-1. El Sevilla, deslavazado, no pudo hacer más y dejó una pobre imagen en la noche de la capital.

Así lo vivimos.

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Sobre el autor
Adrián Orzáez
Editor. Redactor del Real Madrid. Licenciado en Economía y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Email de contacto: [email protected]