El Bernabéu asistió a un partido de igual a igual, y si fue de ese modo fue porque el Betis se sintió valiente. Pepe Mel dispuso un planteamiento que ahogara a los blancos, colocando a sus hombres en pocos metros para dificultar la circulación del balón del Madrid. Los béticos se creyeron fuertes y cómodos en su guion, trataron de tú al Madrid y centellaron las inmediaciones de Diego López. Pero, a pesar de las rotaciones, la delantera madridista gozó de una picadura letal.

Ahí radicó la diferencia entre madridistas y béticos, en el acierto de cara a puerta. Ambos vistieron sus ropas más despreocupadas y jugaron un partido donde visitaron las áreas con asiduidad. De este modo, Diego López y Adrián tuvieron trabajo durante todo el partido, con inestimable ayuda de la madera en los dos casos. Para llevar a cabo su plan de achicar espacios, Pepe Mel dio entrada al africano Mosa para incomodar a Modric y frenar a Özil. Con el mediocentro nigeriano, Mel dio libertad a Beñat para que se moviera e hiciera circular el balón en corto y en largo.

El Betis cierra espacios y sale valiente

El nivel de Beñat va incrementándose mientras suma partidos en Primera y añade la experiencia a su fútbol exquisito. Con su seguridad en el pase, el Betis pisó campo rival y buscó con peligro, e insistencia, la portería madridista. Con este desparpajo, Mourinho intentó desbaratar el dibujo con la entrada de Casemiro y Modric como medios. Tanto el brasileño como el croata se movieron por toda la zona central del campo, buscando con asiduidad los desplazamientos en largo.

Debutó Casemiro en el Real Madrid

Estos pases en largo llegaban como consecuencia del trabajo táctico de Pepe Mel que no quiso que Özil deambulara con comodidad cerca de su área y que Modric tuviera el balón lejos de la línea de pase del alemán. De este modo, el Madrid se vio obligado en demasía a buscar las espaldas de Paulao y Amaya con envíos que caían en saco roto por imprecisión en el envío o por el gran trabajo de los centrales haciendo caer a los delanteros en fuera de juego.

El partido fue rico en oportunidades, pero en ocasiones el juego quedaba cercenado haciéndolo lento enfrascado en combinaciones de pases entre los defensas que no tenían mayor incidencia en el juego. El que disfrutó del contacto del balón fue Casemiro, mediocentro del Castilla que gozaba de la titularidad en el Santiago Bernabéu. Del brasileño gustó su ofrecimiento y su brega siendo importante en el balance defensivo. Sin embargo, abusó del desplazamiento en largo en el cual no estuvo demasiado preciso.

Özil y Benzema encuentran el camino

Con el planteamiento táctico de los andaluces, Özil se vio obligado a retrasar su posición en pos de entrar más en contacto con el esférico. En una de esas jugadas, el alemán encontró el premio a su despliegue y batió a Adrián por bajo. La jugada, de tiralíneas con Karim Benzema, cerraba con algarabía el primer tiempo con una ventaja que sería buena y que llegó fruto de la inercia.

Ni el gol, ni el descanso, alteraron las intenciones visitantes. Su valentía estaba fuera de toda duda y no relacionada con los golpes de boxeador que el Madrid reparte con una precisión de cirujano. Sin embargo, algo sí cambió. El resultado obligó a los béticos a buscar con más despreocupación defensiva la portería de Diego López. Con los riesgos que ello implica. Bien poco tardó en sentirlo en sus carnes al ver como el estadio alentaba una galopada de Cristiano y Özil. El portugués, sutil en el último pase, dejó solo a Benzema que emuló a Özil en el primer tanto y colocó el balón lejos de las manos de Adrián.

Los blancos asimilaban un segundo tanto fruto de la velocidad en la transición cuando llegó la segunda noticia negativa del día. La nefasta suerte del Madrid tiñó de negro un partido que era una fiesta, pero que tuvo un precio demasiado alto con las lesiones musculares de Modric y Marcelo. La inoportunidad de las lesiones está fuera de toda duda, pero la fecha en las que han llegado suponen un acicate al, de por sí, duro golpe. Las rotaciones del equipo y las alternativas desde el banquillo a modo revulsivo llevaban sus nombres.

Jorge Molina recorta distancias y Özil decide

La lesión de Modric afectó al equipo. Una mezcla de afección emocional y parte del propio devenir del juego, pero lo cierto es que el Madrid dejó que el Betis buscara provechosamente su retaguardia y cuando quiso reaccionar se encontró con un contragolpe bético que terminó con penalti del canterano Nacho. Con tranquilidad, Jorge Molina mandaba un aviso a falta de más de 20 minutos poniendo el balón lejos de Diego López y acortando las distancias.

Özil marca su segundo doblete consecutivo como local

El Real Madrid no captó el mensaje y volvió a deambular sobre el campo, dando las riendas del partido al Betis, dando alas a un equipo que necesita poco para venirse arriba. A pesar de la incertidumbre, el Betis no fue capaz de encontrar el hueco a pesar de que con constantes pérdidas de balón el Madrid pareció querer dar vida a los verdiblancos. Al Betis le faltó minutos y no encontró el gol en situaciones cantadas, mientras al Madrid le sobró el acierto que careció el equipo de Mel encontrando el tercero, Özil, casi sin buscarlo.

Así lo hemos vivido.

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Sobre el autor
Adrián Orzáez
Editor. Redactor del Real Madrid. Licenciado en Economía y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Email de contacto: [email protected]