Muchos años han mediado desde la anterior visita del Real Madrid a terreno ilicitano. No sirve como baremo para calibrar las opciones de uno u otro. El presente marca la línea a seguir y éstas dilucidan un partido desequilibrado. Las plantillas poseen desproporcionadas diferencias y los resultados en la presente Liga las evidencian. A pesar de todo, el Elche pasa por ser un equipo atractivo con dos extremos habilidosos (Fidel y Gil).

El balón parado nace de los laterales

Los laterales que alinea Fran Escribá son los primeros atacantes. A su eminente papel ofensivo en el juego colectivo, Damián Suárez y Edu Albácar añaden su importancia a balón parado.

En estas jugadas, tanto el lateral diestro, como el zurdo se posicionan para iniciar la jugada ensayada. Además, Albácar es un consumado lanzador de libres directos (en Valdebebas aún se recuerda un gol suyo sobre la bocina la temporada pasada) además de encargado de ejecutar los penaltis.

Su influencia en ataque es máxima (ver imagen) habiendo un denominador común en todos los encuentros que los ilicitanos han disputado. Albácar ha estirado su zona de acción hasta convertirse en un extremo más. Este movimiento táctico provoca que Fidel tenga libertad para intercambiar posiciones con Gil y crear superioridad en el medio.

Fidel y Gil ponen la calidad

Los dos zurdos que sobre el papel ostentan la titularidad dotan al equipo de un salto de calidad. Fidel y Gil alternan posiciones en banda aunque el primero suele tener el campo de acción en su lado natural, mientras Carles Gil actúa a banda cambiada.

Los problemas físicos del jugador cedido por el Valencia le sacaron del once en la visita a Osasuna. El partido en Pamplona echó en falta su toque y su pausa. Gil se trata de un jugador que ha alcanzado la internacionalidad sub 21 en la última convocatoria y que crece a pasos agigantados. No en vano, el Valencia ya se mueve para no perder al talentoso futbolista.

Indecisión en la medular

Márquez, “La Roca” Sánchez, Generelo, Rubén Pérez y Rivera se disputan dos posiciones. De momento, Rubén Pérez parece ser el único que convence y cuyo papel está siendo más destacado. Junto al ex del Getafe se han alineado Márquez y Sánchez, sin embargo sus actuaciones no han sido destacadas por lo que Escribá alberga dudas respecto a qué jugador se encuentra en mejor forma para medirse al Real Madrid. Lo que parece claro es que después del desastre que supuso el debut en Vallecas (3-0), Generelo y Rivera fueron señalados de aquella actuación.

Sánchez dota al equipo de una mayor consistencia que consigue gracias a su preponderancia física. Posiblemente, ante el equipo blanco el técnico ilicitano eche mano de este aspecto para nivelar las fuerzas. Con el futbolista sudamericano, el Elche gana en presencia pero pierde toque y desplazamiento en largo, algo que puede ofrecer Márquez.

Rubén Pérez empieza a mostrar el nivel que se le presupuso después de salir desde la cantera del Atlético con mucha fuerza. Sus números son aceptables y su influencia en el campo, alta. A pesar de todo, su nivel de acierto en el pase ha ido disminuyendo según ha ido avanzando la temporada. De este modo, frente a la Real acertó 40 de 45 pases, ante el Almería 63 de 76, ante el Valladolid 38 de 52 y ante Osasuna 66 de 85.

Incógnita arriba

Boakye y Manu son los delanteros del conjunto de la Comunidad Valenciana. De momento, el futbolista africano parte con la ventaja de haber goleado en una ocasión, que además sirvió para sacar un punto del encuentro ante el Almería. En contra de Manu corre su falta de gol y presumiblemente para él sea más sencillo disputarle el puesto a cualquiera de los tres mediapuntas que anteceden al africano.

Desde entonces, Boakye ha sido el titular relegando a Manu del Moral a un discreto segundo plano. Si bien es cierto, el ghanés ha pasado desapercibido y apenas se le contabilizan ocasiones claras de gol. Los informes que le preceden le garantizan, de momento, la titularidad pero deberá mejorar sus prestaciones sobre todo en el juego combinativo al que se agarran sus mediapuntas (Coro, Fidel y Gil).