Las finales tienen otro sabor. Las sabiendas de dos equipos que se juegan su enorme temporada en, como mucho, siete partidos. Por un lado el mejor del Oeste, comandado por Stephen Curry. Por el otro, la franquicia que se armó para sumar campeonatos, y allí, manejando los hilos como buen capitán en su barco, estaba LeBrón James. Era un choque de equipos, sí. Pero además, tenía un sabor de enfrentamientos de dos enormes figuras de la NBA. El Rey.. y el que quiere serlo.

Los Warriors tardaron en amoldarse a las circunstancias. Los nervios empezaron a jugarle una mala jugada a los locales en su propio Oracle Arena. De movida, los Cavaliers impusieron sus reglas, y lograron sacar la máxima (26-13).  De a poco, Golden State comenzó a aprovechar la ausencia en cancha de LeBrón, y de esta manera, pudieron ponerse en ventaja en el marcador. ¿El culpable? Stephen Curry (26 tantos y 8 asistencias). Los locales estaban en su salsa. Corriendo rápido la cancha y, aunque fuera una ironía, Curry encontraba su tiro más comodo: con la marca encima. Sin embargo, sobre el final de las dos primeras decenas, Smith clavó un triple para adelantar a los suyos e irse al descanso 51-48 arriba.

El tercer parcial fue palo a palo. Primero, The King (44 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias) observaba en sus ojos el aro del tamaño de una palangana.  Además, le sumaba el buen juego de Mozgov. De todas formas, Thompson -escoltó a Curry con 21 puntos- e Iguodala (15), quien consiguió frenar a LeBron en la última pelota del parcial, y, tras encarar la ofensiva, cerró el tercer episodio empardado en 73.

Era uno de esos partidos, en lo que se supone que los 48 minutos no serían suficientes. Si algo de condimento le faltaba a la primera final de la NBA, era la de jugar algunos minutos extras. Y así fue. Empataron el juego en 98, lo tuvieron James y Shumpert en la última, pero nada iba a frenar que el cotejo se definía en una prórroga.

A pesar de su juventud en finales, el suplementario fue todo para Golden State. Colocaron un parcial de 10-2 para cerrar el encuentro 108 a 100. Cleveland anotó su único tanto faltando 9 segundos para el final del partido. Para colmo de males, Kyrie Irving sufrió un golpe tan duro como el de la derrota. Cayó mal en una desafortunada jugada de la prórroga, que lo hizo resentir de su lesión en la rodilla de la pierna izquierda. "Será tratado por los doctores del equipo", expresó el entrenador David Blatt, quien lo exigió a jugar 44 minutos, una exigencia para la que, tal vez, todavía no estaba preparado.

¿Podrá Golden adquirir los dos triunfos como local? ¿Se arrematarán, los Cavaliers, un triunfo fuera de casa? ¿Jugará Irving? El básquet siempre brinda revancha inmediata. Y Cleveland la tendrá. Allí, todas las preguntas serán respondidas, el próximo domingo en el mismo escenario.