Los jugadores franquicia son aquellos que se destacan y sobresalen a lo largo de un periodo amplio de tiempo en un determinado equipo. En la actualidad, esos jugadores escasean. Probablemente por el retiro de algunos (Kobe Bryant) y otros que, también, aún falten desallorar juego y trayectoria en el mismo. Además, muchas veces se destacan a esos individuos, sin importar si han podido o no capitalizar ese amor mutuo (con los fanáticos) con títulos. No caben dudas, Kevin Durant es ese gran jugador franquicia de Oklahoma City Thunder.

El alero de 2.06 metros (según la NBA, aunque su estatura real es de 2.09), nacido en Washington, tuvo, sin dudas, una de las mejores noches de su vida, justo ante la atenta mirada de su madre, en el día conmemorativo a todas las progenitoras en Estados Unidos. Y este no es un dato menor: habrá que recurrir a la memoria o a algún vídeo, para recordar las frases de KD en el momento que le entregan la plaqueta de MVP de la NBA en la temporada 2013/14. Sin dudas, Durant se ilumina cuando se trata de demostrar cosas a Wanda Pratt.

Y, justo anoche, el jugador que podría cambiarse de franquicia la temporada siguiente (los Lakers aparecen como la opción más destacada, aunque habrá que ver si Kevin elige quedarse en casa) fue el factor clave convirtiendo ¡41! puntos, además de 5 rebotes, 4 asistencias y un robo. Claro que, como cualquiera, también tuvo errores: 5 pérdidas.

Con la victoria 111 a 97 ante San Antonio, que tuvo un buen juego y, a lo largo del partido, se encontró por encima en el marcador, cayó netamente por cuestiones del rival porque claro, también tiene lo suyo, la serie quedó emparejada dos iguales. Romperán la igualdad el próximo martes, en el AT&T Center.

Emanuel Ginóbili, de buen partido en general, produjo 9 puntos, sumados a 2 cobres, una asistencia y misma cantidad de robos. En tanto, el goleador del equipo fue Tony Parker con 22 unidades.