En el objetivo de mejorar para pelear en una conferencia, cualquier equipo de la NBA necesita ganar de local, es algo vital. Por suerte para Brooklyn, esto se está dando. El conjunto neoyorquino no puede festejar fuera de casa, pero con un equipo joven va encontrando el camino para crecer. Este martes, volvió a dar una buena señal al vencer 119-110 a Minnesota en el Barclays Center.

La visita, más allá de su récord 1-5, contó con un gran poderío ofensivo centrado en Andre Wiggins, Karl-Anthony Towns y Zach LaVine. El primero de estos sumó seis triples y anotó 13 de sus 29 tiros de campo para acumular 36 puntos. En tanto el pívot se impuso en la pintura con 21 unidades, siete rebotes y cuatro asistencias (aunque tuvo problemas en defensa con cinco faltas), mientras que el ayuda-base tuvo un buen encare al aro para sumar 17 tantos.

Para contrarrestar el poderío Wolve, Brooklyn apoyó su juego en los veteranos que les marcaron el camino a los jóvenes. Entre ellos aparece Luis Scola, quien desde el banco no brilló en algún rubro particular, pero fue ese obrero silencioso que aporta muchísimo con cortinas y movimientos que generan espacios para compañeros. En lo estadístico, también fue sólido: nueve puntos (4-6 de campo; 1-2 en libres), seis rebotes y dos asistencias.

La gran diferencia entre un equipo y otro fue la rotación. El banco de Brooklyn tuvo una buena aparición en el último cuarto ya que, liderado por cinco puntos del capitán argentino, sumó 14 de las 31 unidades. Además Brooklyn tuvo 46 tantos en la noche fuera del quinteto inicial contra 28 de un rival que rotó menos y por eso llegó tan cansado al cierre del juego.

Brooklyn buscará quebrar su mala racha como visitante este miércoles, cuando desde las 21hs visite a Nueva York en el derby desde las 21hs (horario argentino) con transmisión de ESPN.