Pocas veces transcurre que quien cae ante la derrota es el protagonista. Sin embargo, en la noche de miércoles, Peñarol lideró en todo momento el encuentro ante Argentino de Junín, quien le arrebató por la mínima diferencia la victoria. El Milrayitas en cinco minutos doblegó, destacándose en la ofensiva con las certezas en tres de Giorgetti y de Reed. Pero los de Japez no se quedaron de brazos cruzados, sino que fueron a buscar el juego. Lograron achicar la distancia por cinco tantos (14-9), pero fue esto lo que necesitó Peñarol para pasar de cambio, y tras un parcial de 7-0, se impuso por 21-9.

Pero no está muerto quien pelea dicen. Argentino salió al segundo período corto con un ánimo de ataque diferente, y con Bolívar encestando siete tantos, logró pisarle los talones a los marplatenses. La recuperación de la visita fue categórica. Un parcial de 4-0 de Peñarol fue devuelto por Argentino con uno de 5-0, sumado al pasaje de Gamazo que colocó a los suyos a uno sólo de igualar. Sin más, Reed acertó en dos y García clavó el triple de la ilusión que cerró el primer tiempo en 33 para ambos equipos.

La historia cambió totalmente. Esta vez las riendas del partido las tomó Argentino y comenzó liderando tras un 5-0, lo que de la mano del dañino Reed, el Milrayitas devolvió con otro 4-0. Este segmento se trató de idas y vueltas, donde la eficacia cerca del aro preponderó con respecto a los tiempos anteriores. Esta vez los de Junín se llevaron el cuarto, por cuatro de diferencia (55-51).

Aún faltaba el cierre. Peñarol no iba a dejar un sabor amargo en su propia casa, pero Argentina necesitaba ganar. Al local se lo vio más desgastado físicamente, pero tenía mucho por dar. Pasaron pocos minutos y Argentino lideró 60-53, pero la ambición sobre el marcador llevó a que otra vez Reed comande y contagie a los suyos las expectativas del triunfo a Figueroa y a Diez, para llevar el cotejo en igualdad de 66. Gadson metió el final ideal para los de Junín tras anotar sus cinco tantos de todo el partido, congelando el resultado 71-70, sin poder Reed revertirlo a pesar de tener la chance de un doble.