Después de un paupérrimo mes de diciembre, y de caer en las últimas dos presentaciones, Los Lakers aspiraban a volver a dar la sorpresa en el derbi de la ciudad frente a Los Clippers, como sucedió el día de Navidad. Sin embargo, esto no sólo que no sucedió, sino que los dirigidos por Doc Rivers tuvieron su gran venganza al aplastar a los de Luke Walton con un contundente 113-97.

El equipo vestido de púrpura tuvo muchísimos problemas en la tarde angelina, cometiendo una gran cantidad de pérdidas (14) y padeciendo a un rival encendido (54,1% de campo) que anotó 56 puntos en la pintura. Como si esto fuese poco, D’Angelo Russell sufrió un golpe en el primer cuarto que dejó a la visita sin su mejor jugador más allá de la juventud en el parcial y que luego debió jugar con dolor en su tobillo derecho.

Con todos estos puntos bajos, no sorprende que el dueño de casa no haya necesitado de Blake Griffin ni Paul Pierce para lograr el triunfo. Una formidable labor en la pintura de DeAndre Jordan fue más que suficiente para alcanzar la victoria. El pívot registró 24 puntos (12/13 de campo) y 21 rebotes (tres de ellos ofensivos), además de dos tapas y un robo en 35 minutos de juego. A la par Chris Paul también tuvo una gran tarde, generando 20 puntos y dando 13 asistencias para ser el líder en el rubro.

Para buena noticia de Doc Rivers, no sólo los titulares estuvieron enfocados sino que los suplentes cumplieron cada vez que ingresaron a cancha. Si bien Jamal Crawford, el sexto hombre del equipo, estuvo peleado con el aro (dos puntos), Raymond Felton aportó 15, Mareese Speights sumó nueve y el trío Wesley Johnson-Brandon Bass-Alan Anderson combinó diez.

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