El recinto rojinegro estaba colmado. La premisa era que el hogar sanmartiniano se transforme en un lugar inexpugnable e incapaz de cualquier sorpresa que pueda generar el contexto de los playoffs. La comunidad correntina, que gusta mucho del básquet, se tiñó de negro y rojo para embellecer algo impensable en estas instancias: un clásico-final. Había personas que observaban atónitas el preámbulo del juego: algunos esperando que pase un personaje de las canchas como el pochoclero o el vendedor de gaseosas, algo que ocurre también en el fútbol, las cámaras, los micrófonos de ambiente, el despliegue de los medios de comunicación conjuntamente con la pasión, el fervor y el grito de protagonismo del básquet correntino fueron componentes de este paisaje basquetbolístico.

En las primeras escenas, San Martín y Regatas apostaron al doble-doble a través del uno contra uno. El combinado rojinegro lo hizo a través de las buenas apariciones de Reynaldo García, quien marcó el ritmo de juego en ataque. Hasta ese momento, no apareció la Bestia Jeremiah Wood porque el Fantasma ajustó la defensa en la zona interna, algo que también hizo el equipo de Sebastián González. Como era de preveer, Paolo Quinteros y Donald Sims se hicieron dueño del tanteador visitante, mediante rompimientos hacia el aro y penetraciones que representaron, durante el primer tiempo, una muerte súbita para San Martín. Quinteros sacó mucho ventaja de los emparejamientos dado que siempre era marcado por un hombre grande, lo que le facilitaba al entrerriano penetrar con más eficacia. Sin embargo, el goleador por excelencia no estuvo certero desde la linea de tres puntos (marcó un 1/7 en tiros de tres puntos). Sims complicó con su tiro de tres puntos y fue el artillero del juego con 19 unidades, mientras que Pablo Espinoza, Fabián Ramírez Barrios y Fernando Martina estuvieron abocados al trabajo defensivo y al juego sucio detrás de los canastos.

Cuando salió Sims de la cancha, se percibió una acefalía en la elaboración de jugadas porque Santiago Vidal alternaba el traslado de la pelota con Paolo Quinteros y no entró concentrado al partido. Caso contrario ocurrió con San Martín que demostró oficio y chapa en la génesis del juego local, a través de los buenos desempeños de Juan Pablo Cantero y Lucas Faggiano, anotando 16 y 4 puntos respectivamente. El cubano Reynaldo García dificultó el trabajo defensivo de Regatas, mediante el uno contra uno y los lanzamientos a distancia desde la zona de dos puntos. El emparejamiento de estas acciones y sumado a un tramo del juego que estuvo signado por las improlijidades, contribuyeron a que la paridad se instale en el juego y en el marcador.

Era sabido que los referentes de la corriente política sanmartiana y del fantasma correntino iban a ajustar más las defensas y el desafío, como cual videojuego que tiene muchos obstáculos, era el sostenimiento y la solidificación del juego en equipo para contrarrestar todo tipo de estrategia defensiva. El conjunto rojinegro logró tal cometido, teniendo incidencia el aporte de Leonardo Mainoldi con 14 puntos, de Federico Aguerre con 7 unidades y Wood que fue fundamental en los rebotes. Regatas no se dio por vencido ya que su máximo objetivo fue captar el "voto" y la atracción del pueblo correntino que tiene un paladar fino del básquet. Allí salió Pablo Espinoza a dar la cara por el equipo, pero la defensa de San Martín se mostró dura e irrompible y le posibilitó quedarse con el primer chico.

El rodaje de esta película made in Corrientes continuará y buscará que la provincia arribe al máximo protagonismo de nuestro básquet nacional.

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