No se trata de un slogan político cuya premisa sea la radicación de inversiones extranjeras, tampoco es una promoción turística, aunque no sería descabellado apelar a este recurso si se habla de Mar del Plata, ni siquiera es un plan de reforma laboral que fomente las migraciones en Argentina y que garantice la evolución económica de una familia y de todos sus parientes en un territorio determinado.

El título es tan solo una manera de explicar el gran rendimiento que tuvo San Martín de Corrientes en suelo marplatense y vaya que lo logró. La victoria de Quilmes fue mucho más que un simple triunfo, ese partido significó romper y superar paradigmas del básquet porque, por como se dio el cotejo, era imposible pensar que los correntinos iban a hacerle la vida imposible al plantel de Quilmes. Sebastián González y sus dirigidos obtuvieron algo, prácticamente, utópico y que requiere mucho trabajo: remontar una diferencia de 32 puntos.

Afrontar un encuentro de esa estirpe requirió no sólo de dotes, habilidades, técnicas y fundamentos del orden basquetbolístico, sino que el aspecto psicológico y la mentalidad de cada uno de los componentes del equipo fue trascendental para derrotar al elenco marplatense por 88 a 85. Fue una muestra de jerarquía y también una manera de marcar terreno en esta Liga Nacional tan disputada y pareja en el que cualquier equipo quiere boicotearle el liderazgo a San Lorenzo de Almagro. Está claro que San Martín no ganó el Súper 20 por casualidad, sino que todo fue resultado del proceso llevado adelante por Sebastián González y la dirigencia sanmartiniana. En ese sentido, jugó un papel preponderante la voluntad de remontar la imagen que demostró el equipo ante Regatas en esa malograda final de Conferencia Norte.

Ahora es otro el cantar y, más allá de que el deporte da revancha, cada uno de los combinados de la Liga Nacional debe revalidar su mote de candidato en cada uno de los partidos. Eso es todo un arte a dominar ya que cada compromiso implica gestionar y lidiar con situaciones volátiles de juego. Allí cobra vigor los destacados trabajos de Justin Keenan, Jeremiah Wood y Leonardo Mainoldi que estuvieron a la altura de las circunstancias y son los "culpables" de este presente espectacular del rojinegro.

En la jornada de ayer, los correntinos pelearon palo a palo con Peñarol el liderazgo del encuentro. No fue fácil, porque tuvo que contener a Nicolás Gianella y Steffphon Pettigrew que estuvieron encendidos y atrasaban las ansias de triunfo del visitante. En el batallón sanmartiniano Mainoldi, Treise (buena complementación en la base con Lucas Faggiano), Matías Lescano y Federico Aguerre fueron los precursores de la buena diferencia que San Martín extrajo en el cierre del tercer cuarto: 63 a 57 a favor de la visita. El sostenimiento de esa ganancia fue vital para que los mesopotámico se quedaran con el juego y cerraran una gira provista de muchas anécdotas y de una gran muestra de carácter. 

Las estadísticas del partido contra Peñarol

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