El 28 de agosto de 2004, hace exactamente 14 años, la selección argentina de básquetbol hacía historia. Una generación que prometía desde hacía ya un tiempo, pero fue en estos Juegos Olímpicos de Atenas, donde se convirtió en dorada.

Ya había demostrado que podía llegar lejos en Indianápolis, dos años atrás. El 4 de septiembre de 2002, Argentina derrotó a Estados Unidos; aquel que desde Barcelona 1992, con la presencia de Michael Jordan y Magic Johnson entre otros, había recibido el nombre de Dream Team, llegaba al encuentro con 58 partidos invictos. Cuatro días después se enfrentó a Yugoslavia en la final, con un arbitraje dudoso la generación jugó su único partido perdido en el torneo y obtuvo el segundo puesto.

Pero lo importante hoy es el logro que los convirtió en dorados, esos Juegos Olímpicos de Atenas donde un grupo de 12 hombres hicieron historia. Llegaba con tres platas consecutivas, ya la nombrada y en 2003 el FIBA Américas de Puerto Rico y el Sudamericano de Uruguay. Con más sed de gloria que ningún otro conjunto, este grupo humano mostró en los estadios griegos su pasión y valentía.

En la primera ronda perteneció al Grupo A, junto a España, Italia, China, Nueva Zelanda y Serbia y Montenegro; finalizó tercero con 3 de 5 partidos ganados. En cuartos venció al local 64-69, en las semis se volvió la pesadilla del Dream Team; si bien había perdido dos encuentro en grupos y clasifico último a la siguiente ronda, es sabido de su poderío y siempre impone respeto en la cancha. Pero este grupo de argentinos sabía muy bien como vencerlos. 89-81 fue el marcador final que le dio a Argentina el pase a la final.

No fue fácil para el conjunto de Rubén Magnano pero estas 12 bestias sabían lo que querían, tenían la dorada entre ceja y cejas, hacia tenerla no paraban. En los primeros minutos el subcampeón del mundo demostró su poderío y se puso rápidamente arriba en el marcador. Los europeos no tuvieron control de las acciones y vieron como Argentina se llevaba el primer cuarto. Para el segundo periodo se despertaron, lideraron el parcial desde el comienzo de los minutos. Al cierre de la primera mitad, la Generación Dorada había perdido la distancia en el marcador, pero igual se fue en ventaja a los vestuarios (43-41).

A la vuelta del descanso largo Italia regresó decidido a la cancha y emparejó el juego aún más. Luego de un minuto pedido por el técnico Argentina salió a matar o morir. Luego de sumar de a tres, llegó la calma en el juego y en los nervios. A cuatro minutos del final llegó la máxima, 13 puntos de diferencia (73-60). A pesar de los intentos, se notaba el cansancio e incluso la rendición de Italia.

El marcador del Olympic Indoor Hall mostraba un 84-69 a favor de argentina y ese fue el momento, Argentina llegaba por primera vez en su historia a un podio olímpico en la disciplina y lo hacía en lo más alto.

Luego de muchas caídas se cumplió el sueño, jugando con pasión y coraje llego la gloria. La generación que prometía desde hacía años se convirtió en la Generación Dorada; se subió a lo más alto del podio en los Juegos Olímpicos Atenas 2004, doce jugadores con la medalla de oro colgada en su pecho y escucharon el himno argentino mientras la bandera se izaba por sobre la italiana y la norteamericana.

El equipo: Juan Ignacio Sánchez, Emanuel Ginóbili, Alejandro Montecchia, Fabricio Oberto, Walter Herrmann, Gabriel Fernández, Hugo Sconochini, Luis Scola, Leonardo Gutiérrez, Andrés Nocioni, Carlos Delfino y Rubén Wolkowyski. DT: Rubén Magnano