28 de agosto de 2004 quedará marcado en el corazón de muchos fanáticos del básquet argentino. Ese día la Selección Argentina de Básquet consiguió vencer en la final a Italia 84 a 69 y de esta manera lograr la primera medalla de oro en la historia del básquet. Este equipo quedó marcado porque no fue sólo porque consiguió tomarse revancha de Serbia y Montenegro a través de la palomita heroica sobre la chicharra de Emanuel Ginóbili. Tampoco lo fue la segunda victoria en un torneo oficial ante Estados Unidos. Fue la unión, el contagio y el amor por la camiseta que marcó a un grupo de 12 jugadores que más tarde empezaría a llamarse la Generación Dorada.

Como bien mencioné anteriormente, este logro fue realizado por 12 jugadores. Ni uno, ni dos y mucho menos cinco. 12 jugadores fueron los que entraron en las páginas de oro del básquet nacional. En VAVEL decidimos recordar a cada uno de ellos y la importancia que cada uno tuvo a lo largo de toda la competencia en el torneo.

Alejandro Montecchia: fue el base titular del equipo durante todo el torneo y uno de los grandes referentes del equipo. Autor de la asistencia a Manu en la palomita ante Serbia, se retiró luego de obtener la medalla dorada. Tuvo mucha visión para organizar y romper las defensas adversarias. En la final ante Italia tuvo un papel determinante para encaminar el triunfo. Él mismo cuenta que: “Fue el mejor partido de mi carrera en la Selección, sin dudas. Por como rendí y por lo que significaba. Era el más importante y yo ya sabía que era el último”.

Juan Ignacio Sánchez: el base suplente del equipo tuvo un nivel que fue de menor a mayor. Comandante de la segunda línea, el ex base de Golden State Warriors siempre fue una ficha firme en el grupo. Tuvo sus momentos importantes cuando en algunos juegos formó la doble base con el Puma Montecchia.

Hugo Sconochini: el veterano escolta volvió del retiro para participar de la cita olímpica. Y no defraudó. Pese a tener un rol secundario en el equipo (el titular era un tal Emanuel Ginóbili), siempre fue una garantía en el banco para aportar tanto en defensa como en el ataque.

Emanuel Ginóbili: el pibe de 41 años que hace apenas 24 horas dejó la actividad profesional fue el amo y señor del ataque argentino en el torneo. En la mayoría de los juegos tuvo un importante aporte en el ataque. La palomita, su decisiva participación ante EE.UU y el concierto ante Italia fue suficiente para que Manu se quede con el título de goleador del torneo y sea galardonado como MVP de la disciplina. Luego ganó todo con los Spurs en la NBA y en estas horas pasó a ser una leyenda más del básquet.

Carlos Delfino: el Lancha fue el jugador número 12 del equipo. No tuvo muchos minutos en el torneo, pero después sería un fiel integrante de la Generación Dorada en los años siguientes. A pesar de tener graves lesiones en el último tramo de su carrera, se dio el lujo de participar en otro Juego Olímpico, donde tampoco fue una parte trascendental del equipo. Sin embargo, el santafesino tuvo momentos claves en su carrera en la Albiceleste con buenas defensas y tiro externo, aparte de una carrera reconocida en la NBA.

Andrés Nocioni: el oriundo de Santa Fe fue otro jugador que se sacrificó siempre que le tocó entrar. Con la garra y el corazón de siempre, la amenazante daga de tres puntos y el sacrificio, fue otro de los jugadores que en los Juegos Olímpicos creció muchísimo y más tarde sería reconocido en la NBA y mucho más tarde en el Viejo Continente. Hace poco recibió la distinción de parte de CABB, que retiró la camiseta número 13 que tanto amor y alegrías le trajo al combinado nacional.

Walter Hermann: el alero tampoco contó con mucha acción en el torneo al estar detrás de Nocioni, pero se ganó el respeto de sus compañeros y más que nadad e sus rivales cuando en los cuartos de final cuajó una tarea formidable que destrabó y encaminó el triunfo ante Grecia. El Conde más tarde tuvo pasos muy destacados en Detroit Pistons y Charlotte Bobcats, y más tarde retornó a la Liga Nacional donde hoy volvió a su querido Atenas de Córdoba.

Gabriel Fernández: Gabi fue uno de los internos que sin brillar, cumplió de manera notable su desempeño cuando le tocaba saltar a la cancha y darle descanso a los titulares. Luego de coronarse en Atenas, siguió un par de años más en Europa y luego decidió regresar a la Liga Nacional, donde pasó por diversos equipos. Este año, el pívot se retiró vistiendo la camiseta de Burzaco F.C., escuadra perteneciente al Torneo Federal B.

Leonardo Gutiérrez: el máximo ganador de la Liga Nacional tampoco fue un jugador que tuvo un papel brillante en el torneo. Formó parte de la segunda línea y alternó entre el puesto de alero y ala pívot. Leo fue otro de los que siguió por mucho tiempo siendo parte del equipo. Mucho oficio y una mano certera desde la línea de triple siempre fue lo que lo caracterizó. Actualmente se encuentra dirigiendo a Peñarol de Mar del Plata.

Rubén Wolkowyski: el colorado fue otra de las piezas claves del equipo. Con mucha presencia en las dos áreas, le tocó pelear con los internos más duros de la competencia. Pero la estatura, la contextura física y el espíritu guerrero colaboró mucho para que el lungo siempre tenga preeminencia sobre sus rivales.

Fabricio Oberto: el cordobés de la ciudad de Las Varillas también tuvo un rol determinante en el torneo. Se fajó, al igual que el Colo, con los pívots rivales y siempre ganó. Aportó mucho gol con tiro de media y corta distancia como así también a través del famoso pick and roll con Ale Montecchia. Se perdió la final ante Italia por la agresión de un estadounidense en pleno partido de semifinales. Pero Oberto ya había hecho daño en todo el torneo. Pívot irremplazable en la historia del básquet nacional.

Luis Scola: el Luifa no contaba con la presencia que tiene hoy en día. El actual capitán de Argentina se agigantó en la final donde suplió enormemente a Oberto. También es recordado por la volcada sobre el cierre en el encuentro ante el Dream Team, donde se desató la alegría del equipo. Hoy, con toda la experiencia encima, Scola se transformó en el jugador con más presencia en el seleccionado argentino de básquet. Último símbolo en el equipo argentino, siempre se ofreció a ser parte de la delegación.