En la noche de Manu Ginobili, 7 compañeros de la Generación Dorada se sentaron en el centro del estadio para charlar junto Adrián Paenza sobre su historia compartida. Gabriel Fernández, Andrés Nocioni, Pepe Sánchez, Alejandro Montecchia, Luis Scola, Pablo Prigioni y Fabricio Oberto nos emocionaron hasta las lagrimas con sus historias de admiración y compañerismo.

Fabricio Oberto, compañero de selección y franquicia, siempre recuerda el apoyo que le brindó Manu durante el tiempo que atravesó una enfermedad cardíaca. En la noche del jueves, recordó en dos ocasiones la siguiente anécdota: "Cuando me tocó ir un cardiólogo, lo primero que pensé fue en llevar a Manu conmigo, porque sabía que después de la segunda pregunta, me iba a quedar sin preguntas, ¿y quién iba a hacer 15 preguntas? Él. Habló más él con el médico que yo. Soy un agradecido de Manu".

Alejandro Montecchia es otro de los jugadores que tiene mucha historia con el número 20, compañero de equipo de los hermanos mayores de Manu, lo conoce desde chico. Con el correr de los años sus carreras los cruzaron para compartir cancha, antes de los logros con la celeste y blanca, compartieron camiseta en Italia. Y de esos tiempos de juegos y amistad Alejandro recuerda: "Uno lo vio durante tanto tiempo hacer todo tan bien, pero no es perfecto. Una vez, jugando en Italia juntos, yo estaba todo el tiempo con un cortaplumas multiuso. Un día me lo pidió prestado, le avisé que era demasiado filoso y el tipo se cortó el dedo ni bien lo agarró. A los diez días me lo volvió a pedir, estábamos en pleno viaje, le volví a advertir del peligro y se volvió a cortar, quedó ensangrentado. Pasó un largo tiempo y me lo volvió a pedir, esa vez ya le dije que no, que se iba a arruinar la carrera".

Cuando hablamos de la Generación Dorada hablamos de excelentes jugadores, pero entre los más destacados se nos vienen el número 5 y a la par el número 4. Luis Scola formó parte de este homenaje y recordó el compañerismo y la solidaridad de Manu con esta anécdota: "Fuimos a la gala a beneficio de su fundación y en un momento se subastaba la camiseta que él había utilizado en el Juego de las Estrellas. Yo la quería tener sí o sí y al mismo tiempo colaborar con la causa. Empecé a ofertar hasta que en un momento quedé en una puja mano a mano con otra persona, hasta que Manu interrumpió la disputa porque el precio se había elevado demasiado y se la terminó dando a la otra persona. Me quedé bastante angustiado porque la quería, pero dos semanas después nos juntamos a entrenar para la Selección y me trajo la camiseta que había usado en el segundo tiempo de ese partido. Me quedo con esas cosas de Manu".

Cuando fue el turno de Pablo Prigioni marcó la personalidad de Ginobili a la perfección con su relato. “Lideraba de muchas maneras. Hablando, dando el ejemplo, y a veces tenía que intervenir. En una práctica previa a un torneo Nocioni y (Carlos) Delfino se empezaron a pelear como chicos en un movimiento. El enojo se trasladó al siguiente ejercicio. Manu se cansó y dijo ‘esto se termina acá, se callan los dos y basta’. Hubo un silencio increíble y ellos agacharon la cabeza. Así lo respetábamos y así lideraba”.

En el cierre se unieron dos voces “Pepe” Sánchez, aquel rival de la infancia y compañero en la adultez, con Gaby Fernández. Es habitual que se lo señale a Manu como una persona con mucha suerte y recordando esto los jugadores recordaron. Primero en la voz de Fernández: En un vuelo en el que el avión se empezó a mover feo y nos asustamos de verdad, Pepe me dijo ‘tranquilo, en el avión está Manu’”. Luego en la corroboración de Pepe: “Pensábamos lo mismo cuando estábamos en la cancha”.