Cuando un jugador quiere cambiar de franquicia en la NBA y es conocido públicamente, a veces, es muy criticado. Sin embargo, hay casos en los que uno entiende a esa persona, porque en muchas ocasiones el calibre del mismo y del equipo tienen potenciales muy diferentes. Como LeBron James en Cleveland durante sus primeros años, es entendible el deseo expreso de DeMarcus Cousins de salir de Sacramento.

El interno la volvió a romper este miércoles por la noche cuando su equipo recibió a Indiana Pacers. Cousins sumó 25 puntos, registró 12 rebotes, repartió 10 asistencias, puso tres tapas y robó un balón. Si bien su actuación pudo ser mejor ya que también registró nueve pérdidas y un 7/19 de campo, al dueño de casa no le alcanzó para poder lograr un triunfo frente a su par del este, con un adverso 106-100.

Rudy Gay, como en toda la temporada, fue el único que le pudo seguir y tirar del carro con Cousins. El alero anotó 21 puntos, acertando en ocho de sus trece lanzamientos de campo. Además dos robos, un bloqueo y cuatro rebotes (tres ofensivos) fueron factores positivos en su desempeño.

Pero fuera del ex Memphis, fue una pálida noche para el elenco de California. Fuera de Gay y Cousins, Sacramento registró otras diez pérdidas para 22 en la noche, un número que atenta contra la posibilidad de triunfo de cualquier equipo en la liga. Desde el banco tampoco hubo un aporte positivo, 21 puntos entre cinco jugadores.

Indiana lo ganó por inteligente y consistente. Paul George volvió a ser la figura del equipo con 24 puntos, mientras que Jeff Teague logró un doble-doble con 22 unidades y 11 asistencias, además de quedarse con siete rebotes. En tanto Al Jefferson sumó 20 tantos desde el banco, para acompañar la buena noche de Myles Turner (16).

Un mejor movimiento de pelota, un mayor aporte desde el banco (34), solidez defensiva y dos parciales lapidarios de 30-19 y 35-21 en la segunda mitad, fueron el cóctel explosivo para que Indiana remonte una desventaja de 22 puntos. Así sumó su 22° triunfo en la temporada y dejó a Sacramento todavía más complicado en el afán de retener a su estrella.

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