La segunda mejor franquicia en conseguir campeonatos está pasando por un momento de reestructuración y de cambio de aire en el plantel. Con la mayoría de jugadores jóvenes y con el retiro de una de sus mejores estrellas la temporada pasada, los Lakers están buscándole la vuelta para volver a ser lo que eran en décadas pasadas.
Ayer pudieron vencer a Minnesota, otro equipo que tiene casi el mismo promedio de edad que los angelinos, pero que busca otro objetivo: explotar todo el potencial de sus jugadores para luchar en la liga.
El mejor de los Lakers fue Jordan Clarkson con 35 puntos y 5 asistencias, seguido de Julius Randle, que sumó 23 tantos y bajó 12 rebotes. Lo mejor de Timberwolves fue Andrew Wiggins con 36 y Towns con 25 y 13.
Minnesota fue el encargado de tomar la iniciativa en el comienzo del encuentro con la conducción de Ricky Rubio (6-10). El juego se puso parejo cuando el local empardó (14-14) pero igualmente los Wolves seguían con la ventaja a favor. El primero cerró 26-27.
En el segundo, la visita desplegó todo su potencial ofensivo (convirtió 40 puntos) y a pesar de estar abajo en el amanecer del cuarto (37-31), fue remontando de a poco y pasó a ganar por diez a falta de 4 minutos (42-52). Minnesota superó al anfitrión y controló la distancia para irse al descanso largo 54-67.
El tercer período fue casi un calco del segundo. Sin embargo, el local empezó a reaccionar luego de estar en desventaja (72-82) y con buenas actuaciones colectivas con Clarkson a la cabeza, achicó la brecha a ocho. Con mejoras y destellos de buen juego cerró abajo 80-88.
La remontada se dio en los últimos doce minutos, donde Minnesota bajó mucho el nivel basquetbolístico y los Lakers se aprovecharon para igualar en 93. La visita intentó volver a controlar el resultado, sacó ocho faltando 2 minutos (100-108) y llegó el momento de reacción completa del local: parcial de 9-0 para pasar al frente (109-108). Wiggins fue a la línea de tiros libres con 1 de 2 y Minnesota perdió la chance de quedarse con el triunfo.
Las esperanzas de los Timberwolves se hundieron masivamente en el tiempo extra y se vieron explícitamente en el juego: anotaron solamente 10 tantos. Los Lakers se sirvieron del mal momento visitante y liquidaron la historia 130-119.