San Martín de Corrientes dio un paso fundamental para llegar de la mejor manera a los playoffs de la Liga Nacional. En el Fortín Rojinegro, los dirigidos por Sebastián González vencieron a un Boca cada vez más complicado con la permanencia. 

Si bien es cierto la diferencia en cuanto al resultado fue abultada, el juego siempre habla otro idioma o, por los menos, arroja otros indicadores que lo tienen en cuenta los entrenadores para planificar los entrenamientos de la semana y ,en base a eso, pulir las cuestiones que tienen que ver con los aspectos tácticos-técnicos tanto en ofensiva como en defensiva. Así lo entendió y lo entiende Sebastián González asi como diría Winston Churchill con sangre, sudor y lágrima pudo obtener el máximo rendimiento de sus dirigidos. 

La clave y lo que le permitió al conjunto correntino quedarse con el triunfo es ese estadío ideal para todo club y cuerpo técnico: un plantel que combina juventud y experiencia. Sin caer en el típico cliché y en una idea netamente banal, hay que decir que ambos "intangibles" deportivos  implican un plus y una variante. En ese sentido, el alero mendocino Federico Aguerre y Juan Pablo Cantero hicieron destrozos. El exjugador de Bahía Basket y Gimnasia Indalo anotó 20 puntos y teniendo un 53% en tiros de campo (eso en el básquet es altamente positivo). Por su parte, Juan Pablo Cantero dio 10 asistencias, cerrando su casillero con 5 puntos. Estas estadísticas dibujan en cuerpo entero una máxima del básquet que indica que no solamente los jugadores que anotan puntos ayudan a la causa de un equipo, sino aquel que no aparece en el casillero. En esta ocasión, Cantero aportó con sus asistencias un mayor andamiaje en la rotación de balón y en el pase extra para que los goleadores del equipo (en esta ocasión Aguerre) tomaran la posta y cumplan con su rol. He ahí una semejanza increíble en cuanto a las aptitudes ofensivas entre Aguerre y Mainoldi: ambos son muy certeros desde la linea de tres puntos. Lo que implica que allí esta el trabajo complejo y que en cuestiones netamente resultadistas lo viene haciendo de manera espléndida.

Boca Juniors todavía no ha logrado una solvencia en el juego, más allá de la llegada de Carlos Delfino. Si bien es cierto, el Lancha  le aporta goleo y criterio a la hora de atacar, el Xeneize no encontró su mejor versión y depende, excesivamente, de la actuación de sus jugadores más notables como Fotis Lampropoulos, algunos destellos de un prometedor Lucas Gargallo y la experiencia de Fernando Funes. Ronaldo Córdoba tampoco pudo, por lo menos hasta ahora, encontrar un juego sólido con Lucas Pérez y Nicolás Gianella