Corrientes: nuevamente como aquellas épocas doradas donde la provincia peleaba los puestos de vanguardia en los Campeonatos Argentinos de Mayores, como aquella final con bombos y platillos lograda por Regatas cuando no tuvo la mínima timidez en darle una cátedra de básquetbol al Lanús dirigido por Silvio Santander, como aquella vez que el extécnico de Quimsa entusiasmó, nuevamente, a toda la sociedad correntina para que regrese al básquet con más fuerza, luego de vencer a Conarpesa (equipo desaparecido) por las finales del TNA. Y ni hablar de Federico Kammerichs, emblema y jugador más importante de la provincia. Ahora, Regatas y San Martín se debatirán en una batalla que será dura, pareja y con mucha connotación de clásico. 

Fuera quedarán aquellos partidos disputados a lo largo de la temporadas o el mismo historial que es motivo de cargadas, burlas y memes entre la hinchada de ambos equipos. El contexto basquetbolístico tendrá una mística especial que contendrá una diversidad de ingredientes: presión, imponer la idea de juego, lucha constante, reacciones y los escenarios que ejercerán su influencia (en el estadio José Jorge Conte, Regatas es imbatible). El mismo caso se extiende para el conjunto dirigido por Sebastián González y la Fortaleza Rojinegra.

76 a 71 fue el marcador favorable que le permitió a Regatas quedarse con una serie peleadísima contra Estudiantes de Concordia. En los papeles previos, los analistas y especialistas ubicaban al equipo de Hernán Laginestra como firme candidato a jugar la final de la Conferencia Norte y es verdad que hubo razones para colocar en esa condición al Verde Concordense. Era un equipo muy completo en la faceta ofensiva con bases criteriosos y con capacidad de rotación de balón como Sebastián Orresta y Vildoza. Luego fue muy apabullante el rendimiento de Darquavis Tucker, quien tenía una buena definición en el uno contra uno y una capacidad de salto que le permitia volcar la pelota y erigirse como hombre importante en los rebotes defensivos y ofensivos. Ni hablar el rendimiento de Javier Justiz Ferrer y la experiencia de Federico Marín en la retaguardia defensiva.

El Fantasma llevó todo su arsenal al encuentro ante Estudiantes de Concordia y fundamentalmente trasladó sus dos armas de destrucción masiva que resultaron trascendentales en la serie: Donald Sims y Paolo Quinteros. Ambos jugadores fueron figuras no sólo en cuestiones ligadas con las estadísticas, sino también en cuanto al ataque. Ambos aparecieron en momentos cruciales y le imprimieron carácter al plantel, cuando el nerviosismo, la inseguridad y la falta de capacidad se instalaban en el juego. Suena a cliché y a veces trillado pero el juego en equipo en fase de no posesión de balón fue vital y le facilitó a Gabriel Picatto tener el honor de disputar una serie correntina pero con escala nacional.

El ascenso de Comunicaciones y la final que sostendrán Regatas y San Martín habla eficazmente sobre la política de Estado deportiva que lleva a cabo la provincia desde hace muchos años y con un largoplacismo a flor de piel. Ahora más que nunca la mesopotamia y Corrientes sentirán en la sangre el básquet de la Liga Nacional.

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