El taponazo de Pablo Espinoza, el triple conmovedor de Paolo Quinteros, la sabiduría basquetbolística de Donald Sims desde la linea de libres y el ajuste defensivo llevado a cabo por Gabriel Picatto fueron los componentes que envenenaron y demolieron al equipo más regular de la Conferencia Norte durante la temporada regular: San Martín.

Los 12 puntos que extrajo el combinado rojinegro en el último cuarto supuso la declaración de muerte de Regatas ante todos los hinchas remeros que estuvieron sedientos de gloria y de ver a su equipo en su estado basquetbolístico más colosal que su rival-enemigo- público numero uno en un contexto donde las expectativas aumentaban y el deseo se interponía ante cualquier realidad colapsadora del optimismo resultadista y ansioso de campeonar. 

En términos generales, la serie resultó un lujo y lo esperable para las plateas correntinas que querían ver brillar a los equipos más emblemáticos de la provincia. En ambos estadios, se vivió la verdadera pasión del básquet donde las gradas ocuparon su protagonismo pero del bueno (el espectador de este deporte se destaca por su disciplina para con el desarrollo del juego). En cuanto al juego, Regatas y San Martín apostaron a la doble base (Sims-Vidal;Cantero y Faggiano) para romper el status quo defensivo y proponer mayor movilidad de la pelota. Tal vez Sims y Cantero tienen similitudes, pero las diferencias fueron notables y jugaron a favor del espectáculo. Los triples no estuvieron ausentes porque en ese rubro se destacaron Matías Lescano, Federico Aguerre y Juan Pablo Cantero. Ellos sacaron la cara por el equipo ante la ocupación territorial de Regatas en zonas cercanas al cesto en el que Jeremiah Wood no pudo anexar ni mucho menos conquistar. En ese sentido, Fernando Martina, Javier Saiz, Pablo Espinoza y Fabián Ramírez Barrios fueron fichas fundamentales para el click defensivo que aceitó, con el transcurso de los playoffs, el conjunto remero.

Paolo Quinteros y Donald Sims festejaron el campeonato

"El sábado se jugó el partido más parejo de la serie", deslizó Sebastián González, director técnico de San Martín y no estaba errado. Si la paridad se hizo presente en todos los preámbulos del juego, los últimos encuentros definitorios no iban a ser la excepción porque la ambición, la pretensión y la aspiración jugaron su partido y fueron dinamita para que el encuentro alcance el máximo elixir emocional y la serie finalice como las mejores películas de ciencia ficción.

El fantasma y los soldados correntinos estaban frente a frente. En principio, cada uno de los hombres nobles del palacio rojinegro mantuvieron controlado al verdugo. El estado de atención crecía porque el asalto del enemigo era pronunciado. Algunos de los que estaban ahí no creían en los cuentos de fantasma y creyeron que la empresa era fácil. El fantasma ingresó al punto débil de los soldados sanmartinianos que utilizaron toda su artillería, toda su logística y dispusieron toda su inteligencia, pero el rival creció de menor a mayor para abarrotar y tirar por tierra el campamento del capitán Sebastián González.

El partido fue una batalla dura entre ambos equipos

Detrás quedaron las derrotas de la primera fase, el presupuesto y los problemas habituales que acontecen en un equipo. Ahora, Gabriel Picatto escribirá su historia en las finales de la Liga Nacional y tendrá una misión especial para el escuadrón defensivo y para sus anchos de espada: Quinteros y Sims. En el otro lado del río, los esperará la flota sanlorencista o los piratas marplatenses de Javier Bianchelli.

¡Salud, campeón!

 

 

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