El alma y el estilo de los equipos campeones se caracterizan por manejar, administrar y sobreponerse a los vaivenes del marcador durante el juego. Esta clase de planteles no sólo demuestra calidad y jerarquía basquetbolística, sino también temple y confianza en sí mismo para soportar los vendavales que genera el equipo rival. De más está decir que los jugadores referentes de este San Lorenzo tienen un liderazgo positivo y eso hace que el juego en equipo esté solidificado y más comprometido en el juego. Esto ocurrió en el polideportivo marplatense, cuando el plantel sanlorencista le hizo frente a un Peñarol que tenía todas las de ganar.

La alternancia en el marcador, la paridad, el alto nivel de juego que jamás claudicó y la capacidad de los relevos en ambos equipos constituyeron los condimentos más importantes de la exposición basquetbolística que brindaron San Lorenzo y Peñarol. 

En los marplatenses fueron importantes los aportes de Nicolás Gianella, Kyle Lamonte y Alejandro Alloati, quienes anotaron 16 puntos, 29 tantos y 12 unidades, respectivamente.

En el Cuervo de Boedo resultaron fundamentales los desempeños de Gabriel Deck (convirtió 19 puntos), Dar Tucker quien totalizó 18 tantos y fue el emblema de la reacción sanlorencista y la sapiencia de Nicolás Penka Aguirre para manejar, criteriosamente, la pelota. El ex Quimsa sumó 14 puntos. El punto de inflexión del partido fue la cantidad de puntos que hizo la escuadra visitante en los últimos minutos, ya que concretó un parcial de 39 a 19.

Los dirigidos por Gonzalo García se colocan en la primera posición con 9 partidos ganados y 1 encuentro perdido. Para los de Leonardo Gutiérrez significó la quinta derrota, si se tiene en cuenta que además sumaron 3 triunfos.

El próximo rival de San Lorenzo será Quilmes este domingo a las 21 en Mar del Plata, mientras que Peñarol visitará la fortaleza de Quimsa este lunes a partir de las 22.