Fue un boxeador de condiciones superiores a la gran mayoría de sus contemporáneos. En palabras de Julio Ernesto Vila, El Torito de Pompeya tenía una clase propia “de una categoría internacional realmente superlativa”. Es recordado al día de hoy por haber sido el primer gran rival del sanjavierino Carlos Monzón, con quien peleó dos veces, el 3 de septiembre de 1966 por el título argentino mediano, y el 10 de junio de 1967 por el cetro sudamericano de la misma categoría. Pero quedarse solamente con estos dos combates, si bien fueron históricos para la carrera de “Escopeta”, no estaría haciendo justicia a la trayectoria de un púgil que el mismo Vila catalogó como “uno de los mejores peleadores de la historia del país”.

Su récord es deslumbrante: 130 peleas, de las que ganó 117 (84 ko), perdió sólo 10 y empató 3. Su desempeño en las 147 libras fue descomunal, aunque también pasó, quizás con algo menos de brillo, por los pesos súper welter y mediano. Estuvo en el terreno rentado del boxeo durante más de 20 años, entre el 28 de noviembre de 1953 (victoria ante José Leiva San Martín, combate a 6 asaltos) y el 25 de mayo de 1973 (derrota con Clement Tshinza).

El Gallego tuvo su primer combate con títulos en juego el 10 de agosto de 1957, cuando fue derrotado por puntos en el Estadio Luna Park por Martiniano Pereyra (50-10-2, 39 ko). Esa noche, Pereyra defendía los títulos welter argentino y sudamericano. Sin embargo, Fernández se tomaría revancha venciendo a Pereyra cerca de un año después, el 12 de julio de 1958.

A partir de 1960 comenzó a pelear en los Estados Unidos. Allí debutó el 4 de abril de ese mismo año, derrotando por knock out en el séptimo round a Mel Barker. Pocos meses después se enfrentó dos veces seguidas al gran Emile Griffith, donde salió derrotado en ambas contiendas.

Es en 1962 cuando llegaría la gran oportunidad para El Torito de Pompeya. El 8 de diciembre, se enfrentaba nuevamente a Griffith en Las Vegas con los títulos welter AMB y CMB en disputa. A pesar de hacer una buena pelea, los golpes bajos del norteamericano fueron una constante a lo largo de todo el combate, y no había descalificación debido a ellos, por lo que los jueces vieron ganador al campeón, que iba arriba en dos de las tres tarjetas.

Fernández conformó el grupo de aquellos a quienes la posteridad no le reconoció todos sus méritos. Algo de eso debe haber habido, como confiesa el mismo Jorge en una entrevista: “No hay caso. Hice más de un centenar de peleas, gané un montón de ellas por knock out, pero la gente se acuerda más de mis derrotas con Monzón y Griffith que de todo eso”. Falleció el 16 de febrero de 2018.