Era el favorito, de sobra se sabía. Y cumplió totalmente con las expectativas. A lo sumo, queda un ínfimo sabor amargo por no haber sido por la vía rápida. Pero no cabe la menor duda de que Mikey García (39-0, 30 KO) buscó siempre ese camino. Por decisión unánime, venció al norteamericano Robert Easter Jr (21-1, 14 KO). De esta manera, se convirtió en campeón mundial unificado liviano, versión FIB y CMB.

Pero al principio no parecía que fuera a seguir este derrotero el combate. Quien tomó la iniciativa desde el primer segundo de pelea fue Easter Jr. El púgil de 27 años nacido en Toledo, Ohio (EE.UU.) hizo valer su mayor alcance de brazos (193cm contra 173cm del campeón de cuatro categorías distintas, García), utilizando un jab rápido y preciso. A lo largo del primer round, intentó concretar sus aperturas con el famoso “1-2”, el jab y el recto consecuente. García, mientras tanto, se dedicó más a estudiar a su rival, a tomar la distancia correcta para comenzar a construir su ofensiva.

Muy poco se tardó García en esto último. Sonó la campana de la segunda vuelta y ya se empezó a ver al Mikey que todos conocen. Siempre inclinándose hacia adelante y atrás, así como también a ambos costados, logró acortar distancias con Easter Jr. Así, comenzó a llegar con golpes claros, y que se notaba que hacían daño a su rival. No así los golpes del ahora ex campeón FIB, que a pesar de seguir llegando con sus rápidos jabs, no parecía estar dañando al descendiente de padres mexicanos.

Es en el tercer asalto donde García inclinó y de manera definitiva la balanza a su favor. En una ráfaga, una muy potente combinación de tres golpes inició con un recto izquierdo, seguido nuevamente de un derechazo en directo. Por último, un violento zurdazo en cross golpeó de lleno la mejilla derecha de Easter Jr. De esta forma, el alto peleador norteamericano fue a sentarse a la lona. Se levantó rápido, pero la diferencia, por lo menos en ese round, ya estaba hecha.

Después, la pelea siguió siempre el mismo derrotero. Easter Jr intentó siempre reestablecer su mayor alcance para sacarle ventaja a García. Este último, sin embargo, demostró un movimiento de pies excepcional, constantemente desbaratando la estrategia de su adversario. Asimismo, Mikey fue siempre más eficaz en sus golpes. Siempre demostró quién tenía el verdadero poder de fuego de los dos en el ring.

Sólo en la novena vuelta de la pelea, Easter Jr pareció seguir las indicaciones que le daban desde su esquina. Salir a pegar, tratar de sacar alguna ventaja en el golpe por golpe. Pero sólo ocurrió allí, como un evento aislado. García hizo prevalecer su mayor potencia, y después de cada cruce de golpes, el que se retiraba primero era siempre Robert.

Para algunos, sólo faltó el knock out. Mas no hizo falta. En las tarjetas también fue indiscutible la victoria de García, que venció en decisión unánime con la siguiente puntuación: 117-110 (Larry Hazzard Jr), 116-111 (Edward Hernández Sr) y 118-109 (Steve Weisfeld).