Gennady Golovkin (38-0-1, 34 KO) no es un boxeador versátil. Su estrategia rara vez sufre modificaciones. Es decir, sin importar el rival, suele hacer siempre lo mismo. Una de las principales características del kazajo es el ser expeditivo. Desde el primer round, siempre actúa de la misma forma: avanza hacia su rival, siempre atacándolo, intentando abrir la guardia de su adversario con el jab izquierdo, para luego desenfundar sus letales derechazos. En eso de “caminar el ring”, es decir, cortarle los espacios de escape a su rival, sin dudas que Golovkin es uno de los mejores del mundo.

Su objetivo es siempre el mismo: noquear al rival. Pero no es, como se los conoce en Estados Unidos, un “artista del knock out”. No es un noqueador de una sola mano. Es, similar a las formas de Carlos Monzón, alguien que va construyendo el ko, lo va demoliendo de a poco, fabrica de a poco ese somnífero que dejará al rival fuera de combate.

He aquí una de las armas que puede inclinar la balanza a favor de GGG este sábado: no parar de tirar golpes. Sobre todo, sabiendo que los jabs del campeón no son simplemente intentos de marcar distancia. Todos los golpes del kazajo van siempre enviados con potencia, con intención de dañar al contrario.

Esto es algo que Golovkin hizo con mucha menor frecuencia de la que se esperaba, en la primera edición de este combate, el uso del jab. Como consecuencia de ello, el recto derecho también se vio mucho menos. Además, sea por la posible carga emotiva que tenía la pelea o por error en el planteo del combate, GGG tampoco atacó mucho la zona baja del Canelo, sino que se lo vio más en el modo “cazador de cabezas”; parecía estar en constante búsqueda del gran golpe, ese que durmiera de una vez a Álvarez.

De no haber golpeado tanto el cuerpo de Canelo se desprende otra consecuencia. No es de extrañarse entonces que tuviera tanta movilidad como se vio en los últimos rounds de la pelea. Entonces, el atacar el pecho, el hígado o el estómago de su adversario es lo que a Golovkin más le convendría. Lo estaría enlenteciendo, lo que a fin de cuentas facilitaría la tarea de cerrarle las vías de escapatoria, algo en lo que, como se ha dicho, el campeón es sumamente experimentado.

Gennady no debe olvidar su estilo. No tiene que dejar de lado la estrategia que más le sirve, y tiene que conocer sus características. No es un noqueador de un solo golpe, sino que va demoliendo a sus rivales con el paso de los minutos y los rounds. La paciencia será clave para la victoria del kazajo. Debe entender que enfrente tiene a un púgil con vastísima experiencia a una edad muy temprana como son 28 años. Quitarle movilidad a las piernas y expulsar el aire de los pulmones del mexicano podrían ser las claves para la victoria del campeón.