Otra vez, otro empate más; así no vamos a ningún lado sinceramente. La cara de Diego Cagna lo dice todo, más aún sabiendo que hacía unos días se había perdido en la primera fase de la Copa Argentina contra “un equipo de jerarquía”, según dichos del entrenador, como lo es Patronato; que usó 30 jugadores en ocho partidos, sin encontrar el rumbo. Desconcierto, desazón, bronca y listo, porque los sentimientos de los hinchas leprosos en ese momento eran los más variados y mezclados. El Torneo Apertura 2011 finalizaba con dudas e interrogantes.

Newell's terminó el 2011 en el puesto 18 con 16 puntos, un partido ganado, 13 empatados y cinco perdidos.

Para ese entonces, faltaban dos semanas para navidad y este Newell’s golpeado necesitaba un buen regalo para empezar un año plagado de objetivos para mejorar. Con Cagna alejado del banco, en el Parque Independencia surgía la imperiosa necesidad de traer a alguien con carácter, que lleve al equipo adelante y borre los flojos rendimientos del ex entrenador de Tigre y de Javier Torrente (17 partidos: 4 triunfos, 7 empates y 6 derrotas. 19 puntos sobre 51 posibles y 37% de efectividad). Los números de ese torneo fueron: 18º posición con 16 puntos, un partido ganado, 13 empatados y 5 perdidos. Desastroso.

Ante el gran presente en ese momento del “Loco” en España (a esta altura ¿De qué loco podemos estar hablando?), en el club había que ir tras los pasos de alguno de sus discípulos. La mayoría estaban con contratos y disputando torneos, pero había uno que estaba de “entre casa” desde hacía seis meses. Su último partido como director técnico había sido una final de Copa América (nada más y nada menos) y revoloteaba en las cabezas de la directiva leprosa y, por supuesto, de los hinchas del equipo del Parque: Gerardo Daniel Martino.

Sueño de fin de año

El Tata, hombre adorado si los hay en Newell’s, andaba con ganas de dirigir y cabía la posibilidad de que retorne al equipo de sus amores, al que lo vio nacer. Claro está que, ante el deseo de volver al trabajo por parte del ex número ocho, se apilaron los candidatos. Estudiantes de La Plata, Independiente, clubes europeos y hasta la Selección de Colombia tentaron al Tata para que se ponga el buzo de entrenador. El que más fuerza tomó fue el del país cafetero, que según informaban ciertas fuentes, se le ofrecía alrededor de 6 millones de dólares.

El equipo, tras malas experiencias, buscó gente de la casa para dirigir. Todas las miradas cayeron en Martino.

Reuniones van, reuniones vienen, todo parecía que iba a terminar agarrando las riendas del representativo colombiano. Sin embargo, en vísperas de la navidad del 2011, Martino se comunicó con los dirigentes de la Federación Colombiana de Fútbol para desestimar la propuesta que le habían realizado. “Hicimos todo lo necesario, aceptamos todos los requerimientos, pero los motivos personales del técnico fueron insalvables”, relató el presidente del órgano rector del fútbol, Luis Bedoya Giraldo. Motivos personales, cuáles serán se habrán preguntado en el país del café. La respuesta es simple, concreta, de una sola palabra: Newell’s.

Ilusión y llegada del hijo pródigo

Ante la negativa de Martino a la selección colombiana, se encendió con mucha fuerza la luz de la esperanza en el pueblo rojinegro. El ex entrenador de Paraguay había sido distinguido en su ciudad a principios de ese diciembre como “deportista distinguido” y Rosario le tiraba cada vez más. Hubo un re-enamoramiento entre las partes podríamos decir, un acercamiento como hacía tiempo no se veía entre Martino y su querido Newell’s Old Boys.

Entre tantas idas y venidas, rumores de negativas y demás, Gerardo Daniel Martino, el Tata, firmó como entrenador del club que lo simboliza y por el cual se lo reconoce mundialmente. Fue presentado el 29 de diciembre de 2011 en una conferencia de prensa repleta de periodistas que aguardaban sus palabras.

“Soy un tipo muy lejano a los actos y discursos demagógicos. No hace falta que hable de la vinculación que yo tengo con el club, todo el mundo la sabe y la conoce”, arrancó el ex entrenador de Libertad al momento de declarar. Corroboró lo dicho por el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, afirmando que en ningún momento pusieron trabas y cumplimentaban con todo lo pedido por él, aunque aclaró que “ante dos propuestas de trabajo, una con una selección nacional y otra con el club que me vio nacer, me decidí por esta”.

Martino, a su llegada: "De esta situación se sale hablando poco y trabajando mucho". Auténtico.

En cuanto a cómo encontró al equipo, el por entonces flamante entrenador dijo sin vueltas: “Creo que difícilmente debe haber equipos que hayan errados tantos goles como los que erró "Ñuls”, esto traía la certeza de que siguió de cerca los pasos del conjunto rosarino. Además, aclaró que los refuerzos serían fundamentales y que sabía con lo que se encontraba al llegar al Parque Independencia: “De esta situación se sale hablando poco y trabajando mucho”. “Me presentaron un contrato y voy a cobrar, no vengo gratis. Elegí Newell’s y estoy acá”, sentenció. Los resultados de comenzar el juego desde abajo y tener la posesión de la pelota darían sus frutos, y con creces.

El comienzo de la era Martino

El primer torneo casero con Newell’s no era nada fácil para el Tata: debía revertir la pobre campaña anterior, donde la Lepra terminó con tan sólo 16 puntos en la 18º posición.

Con el mismo equipo que el del 2011, el Tata logró marcar una identidad de juego, algo que falta en el fútbol argentino.

Y vaya si le fue bien, si acalló a gente que se encarga de cuestionar y poner en tela de juicio proyectos que no llegan ni a arrancar: 6º puesto, 32 puntos y una parte de aquel Torneo Clausura 2012 como candidato. Nueve partidos ganados, y cinco empates y derrotas en mismo número hacían presuponer que la llegada de Martino no era en vano. El entrenador logró que Lucas Bernardi revirtiera su decisión de alejarse de las canchas luego de los pobres torneos de 2011, decisión fundamental ya que el ex Mónaco se convertiría en pieza clave del funcionamiento de este nuevo equipo. Además, revalorizó a jugadores de la cantera como Maximiliano Urruti, quien terminó dicho torneo con seis goles y como la carta de ataque rojinegra. Mismo equipo, distinta actitud: el ex entrenador de Cerro Porteño había aclarado antes de comenzar el certamen: “Nos preparamos para afrontar el campeonato con el grupo que tenemos. Si después viene alguien, mejor”. Llegaron Víctor López y el colombiano Juan Domínguez y, a pesar de no haber sido determinantes, el campeonato fue diez puntos a comparación del pasado reciente.

Continuación del proyecto, sentido de pertenencia y sensación nacional

Pasada la prueba de fuego (con creces) de afrontar el primer torneo, se venía una segunda etapa mucho más dura. Newell’s arrancaba en puestos de descenso directo y con un único objetivo: remontar la situación. Martino siempre aclaró que el objetivo era sumar puntos para poder estar más tranquilos de cara al siguiente torneo.

Si en algún momento se pidió refuerzos de jerarquía, este torneo fue pilar en ese sentido: retornaron nada más y nada menos que Maximiliano Rodríguez, Gabriel Heinze e Ignacio Scocco. Gerardo Martino, con estas muestras por parte de estos jugadores, había logrado imponer sus ideales de pertenencia, de devolverle algo al club que a tantos les dio la oportunidad.

El Torneo Inicial 2012 fue soñado e impensado, predecible y sorprendente; todos contrastes en cuanto al equipo de Rosario. Newell’s, ese equipo que comenzó dicho torneo en puestos de descenso, terminó segundo, con 36 puntos en su haber y volvió a hacer del estadio Marcelo Bielsa un lugar complicado para las visitas de turno ¿Algo más? Pasaje directo a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2013. Llegó a estar invicto hasta le fecha 16, donde All Boys derrotó a Newell’s por 2-1 en el Parque, siendo el único partido perdido del torneo. Scocco compartió la tabla de goleadores con Facundo Ferreyra, de Vélez, con 13 goles. Newell’s se convirtió en Newell’s sensación en este torneo, con nuestro protagonista como estandarte del bueno juego y de demostrar que no hay imposibles.

El equipo del Parque pasó de penar en el fondo de la tabla a ser subcampeón, clasificar a la Libertadores y contar con uno de los goleadores del campeonato.

“Creo que el balance es bastante bueno”, afirmaba Martino hacia el final del último torneo. “Eso depende donde nos ubiquemos: si nos ubicamos en enero de este año, fue muy bueno lo que nos ha pasado. Si pensamos en este torneo, probablemente lo hayamos dejado pasar”, aseguró el entrenador sobre la chance clara de poder campeonar en el segundo semestre del presente año. Se lamentó por haber recolectado tantos puntos y no llegar a la última fecha sin chances, pero se alegra por los resultado obtenidos.

Un Martino auténtico, que comenzó con el objetivo de sumar puntos en silencio y terminó alborotando a todo el torneo de primera división, haciendo de Newell’s, su Newell’s, un rival difícil, de jerarquía y de temer. Que, además, se clasificó sin buscarlo a la Copa Libertadores 2013.

Gerardo Daniel Martino, el Tata, ese personaje amado en el Parque Independencia, el discípulo del “Loco”. Llegó haciendo ruido, pero lejos de agrandarse, dijo que “los objetivos van cambiando” en base a cómo se encuentre el equipo. En este año que pasó, la gente que va religiosamente al Marcelo Bielsa, quiere seguir gritando antes del comenzar de cada partido “Olé olé olé, Tata, Tata”. Y claro, alguien que siente tan suyo al club ¿Cómo no se va a merecer algo así?