Un grito de corazón, del alma, desde las entrañas se escuchó en Avellaneda y en cada lugar donde un hincha del Rojo estaba viendo o escuchando el partido de su equipo frente a Huracán. No fue de gloria como muchos de los que estaban acostumbrados a pegar los diablos en sus épocas pasadas, fue más bien de desahogo, un alivio entre tantas malas que tuvieron que pasar en los últimos meses.

Huracán e Independiente se volvían a ver las caras después de un tiempo, pero esta vez en un escenario poco habitual para la historia de ambos. Por primera vez se enfrentaban en la segunda categoría de nuestro fútbol y cualquier cosa podía pasar. Los dirigidos por Antonio Mohamed (DT campeón de la Copa Sudamericana 2010 con el Rojo) habían cosechado nueve puntos y tenían la ilusión de seguir sumando para prenderse en los primeros puestos. Por su parte, los guiados por De Felippe necesitaban cortar la racha de partidos sin ganar, que superaba los 10 entre el campeonato pasado y el actual, y querían hacer valer su paternidad sobre el Globo.

En el comienzo del partido Huracán buscó hacer pesar la localía y la gran masa de público que lo acompañó y salió a atacar. A los 2 minutos tuvo un tiro libre que pasó cerca del palo de Diego Rodríguez, tras un cabezazo de Leo Díaz. Sin embargo, antes de los 10 una patada criminal de Arano a Zapata dejaría al Globo con uno menos y cambiaría los planes del técnico quemero. Independiente intentó con los chispazos del Rolfi Montenegro (mejor que en el partido anterior) y el empuje de Martín Zapata (una de las figuras de la cancha). Mohamed sacó a Matías Defederico y puso al lateral Guillermo Sotelo para cuidar la marca.

El Rojo siguió buscando con uno más con varios disparos desde afuera del área, pero sin profundidad y Huracán tuvo algunas contras de la mano de su joya, Gonzalo Martínez, que Leandro Caruso no supo capitalizar en la red. La floja labor en la mitad del campo de los de Avellaneda le dio esperanza al local de llegar al gol, pero las manos del Ruso Rodríguez volvieron a salvar al Diablo; la más clara a los 42 de la primera mitad, desde los pies del 9 de los de Parque de los Patricios.

En el segundo tiempo, De Felippe mandó a la cancha al juvenil delantero Martín Benítez y sacó a Leonel Miranda, quien no tuvo una buena tarde. La primera fue de Huracán, tras una desconcentración de la defensa de los Rojos, Capurro jugó para Caruso, que tiró el centro, pero Díaz no pudo concretar.

La visita siguió intentando desde afuera y estuvo cerca con un tiro libre con mucha carrera ejecutado por Montenegro, al ras del piso, que pasó cerca del palo derecho. Entró Parra por una molestia en el tobillo de Mancuello y más tarde Pisano por Menéndez. El ex Chacarita, que sigue pidiendo pista, volvió a ser desequilibrante en el ataque de Independiente, juntándose con Benítez y con el 10 Rojo.

En los últimos 15, los visitantes hicieron pesar el hombre de más y fueron por los tres puntos, ante un rival al que a esa altura el empate le sentaba más que bien. Así fue como a tres minutos del final llegó el gol. Centro atrás en un córner, centro desde la derecha que despejó Mancinelli de cabeza, le quedó a Martín Zapata que probó desde afuera y el rebote del arquero Diego Pozo le cayó al defensor Samuel Cáceres quien en una maniobra extraña, entre volea y media tijera, enmudeció a los locales y desató el grito contenido en Avellaneda. Un gol que llegó desde atrás para que Independiente empiece a subir y que pone paños fríos para que el técnico, quien está invicto en sus dos presentaciones, comience a trabajar más tranquilo. El Rojo salió de perdedor en Parque Patricios.