Ya con la actitud de los primeros treinta segundos, los hinchas de All Boys podían comenzar a divisar lo que sería la tarde gris de Floresta. Es que el conjunto de Julio César Falcioni pasó por arriba desde el minuto cero a todo Quilmes, y desde el arranque, mereció comenzar en ventaja.

Rápidamente, a los 6 minutos, el Albo golpeó. Una pelota perdida insólitamente por Miguel Caneo derivó en una salida rápida, que terminó en habilitación para Mauro Mattos, quien le ganó la posición a Damián Leyes y definió sutilmente por encima de un lentísimo Peratta que no llegó a achicar el ángulo.

Tras el tanto, All Boys retrocedió en el campo y decidió entregarle el manejo de la pelota a un impreciso Quilmes. Ni Miguel Caneo, ni mucho menos Leandro Benítez pudieron hacerse eje del conjunto Cervecero, y así, la poca claridad para atacar terminó resultando la mejor arma defensiva del local. Pocas, fueron las situaciones de gol que tuvo ese primer tiempo. El trámite se repetía. All Boys se replegaba bien, y a Quilmes no se le caía una idea. Así, llegó el final de la primera etapa.

A la vuelta del entretiempo, la historia pareció similar al comienzo del encuentro. All Boys salió con todo, y Quilmes siguió nadando en su intrascendencia. Rápidamente, esto se vislumbró en el marcador. Una salida fuera de lugar de Sebastián Peratta, ante una pelota que parecía tener controlada Sebastián Martínez, derivó en la avivada de Javier Cámpora quien ganó la posición y elevó un centro por encima del portero. Ante el arco libre, Mauro Mattos sólo tuvo que acomodarse ante la insólita mirada de Damián Leyes, para desviar suavemente el balón y decretar el segundo tanto.

El partido automáticamente se liquidó. Quilmes siguió en inercia de ir para adelante sólo porque sí. Sin ideas, sin fútbol y mucho menos con actitud. Escenario ideal para un equipo de Falcioni. Rápidamente, el Albo se adaptó a este estilo de partido y se cansó de aprovechar los errores de una defensa de Quilmes que rozaba la vergüenza. A los 21 minutos de esa segunda etapa, un córner desde el sector derecho favorable al local terminó en la cabeza de Cámpora, quien peinó y habilitó a Mauro Mattos, que sólo tuvo que empujarla para sentenciar su hat-trick.

Ya con el 3-0 en el marcador, Quilmes pareció irse de la cancha. Su bronca quedaba en evidencia en la impotencia de sus jugadores, que aunque intentaban llegar al arco de All Boys, veían en ello una misión imposible. Tal es así que Cambiasso, el portero del Albo no tuvo que atajar ninguna acción de riesgo. Es que no existieron.

Para el final, como frutilla del postre para los 8 mil aficionados que se acercaron hasta Floresta, el chileno Espinoza realizó un jugadón individual, sacó a pasear a Joel Carli y definió cruzado ante una muy pobre respuesta de Peratta, que puso la mano pero la vio vencida automáticamente por la potencia de un disparo que no parecía tal.

La gente del Albo terminó viviendo el encuentro como si fuese una fiesta. El 4-0 y la segunda victoria del campeonato, terminaron aliviando a más de un hincha que comenzaba a mirar de reojo la tabla de los promedios por el descenso. Tabla que Quilmes no deberá dejar de lado, si es que no quiere pasar sobresaltos de aquí a final de temporada.

En la próxima, los de Falcioni irán al Monumental de Núñez para intentar repetir la actuación ante el River de Ramón. Quilmes, por su parte, recibirá a un Lanús afiladísimo, que viene de meterle 4 a Argentinos y que comienza a relamerse al ver la actuación de más de un defensor del Cervecero.