Tres partidos jugados, dos derrotas y un empate,  y más de cien días sin ganar. El panorama en Boca no es alentador y el clima dentro del club es irrespirable. Dirigentes que dan a entender un discurso pero después en público se desdicen y que ya miran de reojo a Carlos Bianchi. Si sumamos que los jugadores no ayudan dentro del campo de juego, el Virrey vive horas difíciles. Quizás como nunca las vivió.

Atlético de Rafaela le dio un nuevo golpe a Boca que se va hundiendo de a poco en el fondo de la tabla. En la previa, se creía que luego de algunas charlas entre los jugadores se cambiaría la actitud. El xeneize comenzó dando una sensación de mejoría pero Rafaela fue imponiendo su estilo de juego y se adueñó del balón para llegar al arco de Agustín Orión. El arquero xeneize fue la figura del equipo pero no pudo evitar lo inevitable y la crema se quedó con la victoria.

Con la contención de Adrián Bastía, líder de la resistencia y la lucha rafaelina, y la explotación por las bandas de Canuhé y Depetris, hicieron que Boca sufriera el partido y le costara cada vez más llegar al arco rival. Diego Vera se movió muy bien fuera y dentro del área creando el juego para lastimar a la defensa xeneize, que no lo pudo controlar durante casi todo el partido.

Uno de los pocos puntos positivos para rescatar después del partido fue ver de nuevo en un gran nivel a Agustín Orión. El arquero de la Selección Argentina no había arrancado del todo bien el año, pero volvió a demostrar su categoría siendo una pieza clave para mantener alguna ilusión en el encuentro.

La línea defensiva fue en algunos momentos sólida pero sufrió casi todo el partido, sobre todo en el juego aéreo.  Por las bandas, Hernán Grana y Emanuel Insúa fueron desbordados en reiteradas oportunidades y mostraron cierta torpeza, principalmente el lateral izquierdo, para cometer faltas innecesarias cerca del arco xeneize.

La mitad de cancha no tuvo la contención necesaria para producir fútbol y adueñarse de la pelota.  A la hora de defender  y contribuir con la marca, fue demasiado displicente en uno de los sectores clave del campo de juego teniendo en cuenta las dimensiones de la cancha. Pablo Ledesma ratificó que no es su posición la de volante central: le ganaron la espalda constantemente, no tuvo recuperación y dejó demasiado expuesta a la defensa xeneize, además tuvo la mala fortuna de desviar el balón que terminó en el gol de la crema. Fernando Gago tuvo un partido totalmente apático, intentó crear y marcar el ritmo de juego pero resolvió mal casi todas las oportunidades. La idea de que sea él quien comande el fútbol en Boca parece complicada en este nivel que está teniendo el volante de la Selección Argentina. Cristian Erbes y Juan Sánchez Miño quisieron sorprender por las bandas pero no lograron inquietar a la defensa rival  y no fueron una opción para abastecer a Claudio Riaño.

El juvenil Luciano Acosta fue el único que se destacó en el chato partido que jugó Boca. Sin llegar a ser figura, por lo menos buscó ser amigo de la pelota y encaró a los rafaelinos. Está claro que todavía le falta experiencia y potencia para ser el líder futbolístico del conjunto boquense pero mostró la rebeldía para intentarlo. Tuvo algunas oportunidades pero no las concretó de la mejor manera.

En la delantera, Claudio Riaño no aprovechó la oportunidad y redondeó un encuentro malo. Si bien fueron muy pocas las chances de gol que le generaron sus compañeros, las que tuvo las malogró. Además se preocupó más por la lucha con los centrales de Rafaela que en mirar el arco de Conde. Emmanuel Gigliotti entró pocos minutos pero le bastaron para, una vez más, generarse de la nada una ocasión de gol que contuvo muy bien el arquero rival. Fragapane ingresó cuando finalizaban los noventa minutos y pudo desbordar pero sin ocasionar mucho peligro, aunque le dio frescura a la ofensiva xeneize.

Boca no encuentra el camino, parecería como si los jugadores no captaran el mensaje que baja del Cuerpo Técnico xeneize o peor aún como si no tuvieran la capacidad de llevarlo a cabo. Las ideas y los cambios se le van terminando al Virrey y sabe que no podrá soportar muchas derrotas más. Con esta actitud de parte de los jugadores, su suerte parece echada.