No importaba la forma, sólo el resultado. El xeneize debía ganar para poder tomar aire y alejar a los fantasmas que volaban en la semana y que amenazaban con la ida de Bianchi. La gente, una vez más, le brindó todo su apoyo al director técnico y dejó en claro el pensamiento del hincha: el virrey es intocable.

El rival, en la previa, no sería nada fácil ya que Estudiantes llegaba con puntaje ideal y con la convicción de ganar en La Bombonera para seguir puntero. El clima que presentaba el estadio xeneize sería un presagio de lo que se viviría: una final.

Si bien el primer tiempo fue bastante malo ya que no hubo muchas ocasiones de gol, fue el conjunto de Carlos Bianchi el que dominó el balón e intentó jugar. Las chances más claras para Boca llegaron antes de irse a los vestuarios, y en esa ráfaga de buen fútbol fue cuando el xeneize encontró el gol de Gigliotti.

En el segundo tiempo, Boca trató de estirar la ventaja y con el correr de los minutos se fue cerrando intentando contener a un débil Estudiantes que fue por el empate, pero sin mucha claridad.

En ese momento, fue que Agustín Orión se agrandó y contuvo cada avance platense demostrando un gran nivel para conseguir la victoria. Cada vez que se lo buscó, el arquero boquense estuvo bien plantado y respondió seguro.

La defensa, que seguía con cambios, reflejó en la cancha uno de sus mejores partidos de los últimos tiempos, especialmente por la concentración. Daniel Díaz y Juan Forlín mostraron seguridad y aunque no redondearon un partido perfecto pudieron detener la embestida pincharrata. Emanuel Insúa, por el lateral izquierdo, demostró sacrificio para hacer la banda ya que se sumó al ataque cada vez que pudo. Con la energía y la tozudez que lo caracteriza hizo un correcto encuentro, aunque más de una vez tanta voluntad le jugó en contra y cometía faltas innecesarias cerca del arco propio. En el lateral derecho, uno de los puestos que sufrió cambios, Leandro Marín realizó un sobrio papel, cumplió con la marca y fue difícil pasarlo.

El rendimiento más bajo volvió a pasar por la mitad de cancha, el sector donde más sufre el xeneize y todavía no le encuentra la vuelta. Pablo Ledesma sigue sin hallarse en la posición de volante central y deja muy descubierta la zona. Además no estuvo fino con la pelota.

Fernando Gago tuvo momentos lúcidos pero sin llegar al nivel en el que se le conoce. No es el líder futbolístico que Boca necesita, y eso el equipo lo siente al momento de la creación. Cristian Erbes contribuyó tanto en la marca como en la ofensiva, siendo el comodín que necesita Carlos Bianchi, ya que el pichi se adapta a varias posiciones y lo hace de buena manera.

Luciano Acosta siguió elevando su nivel, siendo muchas veces el protagonista de las jugadas xeneizes. La habilidad y la velocidad del juvenil produjeron una explosión que desequilibró la defensa de Estudiantes. Por momentos, hubo rotaciones y Acosta se soltaba como enganche mientras que Fernando Gago se ubicaba por el sector izquierdo.

En la delantera, Emmanuel Gigliotti volvió a sonreír y aprovechó la oportunidad que tuvo para anotar el gol xeneize. No fueron muchas las situaciones que le llegaron y estuvo en la lucha constante con los fuertes centrales rojiblancos. Juan Manuel Martínez estuvo bajo en su rendimiento y no participó mucho del juego. Cuando lo hizo, intentó desbordar y penetrar en el área pero lo contuvieron muy bien.

Los cambios

Después de mucho tiempo, se pudo volver a ver a Diego Rivero jugando en primera. El volante surgido de Chacarita ingresó por Juan Manuel Martínez con el claro objetivo de pararse al lado de Pablo Ledesma y fortificar la marca redoblando el esfuerzo. Con el ingreso de Rivero, Fernando Gago se ubicó nuevamente por la izquierda.

Diego Perotti, ya recuperado de su lesión, pudo darse el gusto de debutar en Boca. El volante ex Sevilla, ingresó por Luciano Acosta y se movió por la banda izquierda, logrando que Gago se acercara más a Ledesma. Demostró mucha velocidad y grandes cualidades físicas para desequilibrar aunque no tuvo claras ocasiones de gol.

La vuelta más esperada era, sin lugar a dudas, la de Juan Román Riquelme. El ídolo xeneize jugó pocos minutos y se lo pudo ver con muchas ganas de participar. Obviamente, después de tanta inactividad se le notó la falta de fútbol aunque tuvo una gran posibilidad de aumentar el marcador luego de una pared con Rivero, pero su disparó se desvió por encima del travesaño.

El gol

En un excelente movimiento de desmarque, Emmanuel Gigliotti se elevó entre tres defensores rivales logrando conectar con la cabeza el gran centro de Fernando Gago. La potencia y la dirección que tomó la pelota fueron imposibles para Gerónimo Rulli, que nada pudo hacer para evitar el gol xeneize.

El recibimiento a Bianchi

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