Una semana y dos definiciones de torneo. Una buena y una mala. Así fueron las noticias que tuvo al Atlético de Madrid como personaje principal. Frente a los dos villanos que vienen reinando en España desde hace una década. Fue el Barcelona el asesinado del sábado pasado, fue el Real Madrid, el vecino, el verdugo de ayer.

"Nos tocó ganar hace poquito. Ahora nos tocó perder. Es la vida", resumió Diego Simeone al concretarse la dura derrota en la final de la Champions. Los colchoneros venían con un envión anímico tras quedarse con La Liga y se chocaron frente a un muro blanco.

Desde la previa, la sorpresa fue la del delantero brasileño nacionalizado español Diego Costa, lesionado el fin de semana pasado y con un tratamiento especial que realizó durante la semana para deslumbrar desde el once inicial. El técnico argentino explicó que “A Costa lo vimos bien. Por eso lo pusimos. Las decisiones son decisiones y hay que afrontarlas”.

En un certamen donde siempre triunfan los que más dinero circulan, el Atleti sorprendió a todo Europa y el Mundo con su fútbol humilde y de perfil bajo. “Este partido no merece ni una lágrima. Porque dimos todo. Y cuando se da todo, se puede sentir amargura, pero no tristeza”, concluyó el Cholo, angustiado por la forma que el Merengue dio vuelta el resultado tras el gol de Godín en la primera mitad, y añadió: “El segundo tiempo el Madrid fue mejor. Estaba muy fino el partido y Ramos hizo lo que viene haciendo”.