José Ernesto Sosa nació en Carcarañá, Provincia de Santa Fe, el 19 de junio de 1985. Allí pasó su niñez y parte de su juventud. Integró las divisiones inferiores del Club Atlético Carcarañá, un equipo con más de 100 años de historia que compite en torneos provinciales, hasta que pasó a la juvenil de Estudiantes de La Plata.

Sosa es diestro, volante ofensivo de banda con tendencias a asociarse y tirarse al centro. Podría jugar en cualquier lugar de la media punta, pero se ha destacado atacando por los costados. Prioriza la construcción de la jugada con pases cercanos y no tanto con desborde y el centro de los típicos extremos. Regatea más por velocidad que por habilidad, pero sus condiciones técnicas son excelsas. A pesar de no ser un goleador, ostenta una precisa y poderosa pegada, y representa una amenaza en la pelota quieta. Se sacrifica en defensa y se desgasta marcando la banda; una herramienta muy útil para los entrenadores.

Debutó con Estudiantes en primera hacia el año 2003 de la mano de Bilardo, quien en ese entonces apagaba un fugaz incendio en el club platense (solo estuvo dirigiendo la mitad del año). Dicen que por el parecido futbolístico que mostró en sus inicios a Enzo Francescoli –‘El Príncipe’-, reconocido incluso por el mismo Bilardo, recibió el mote de ‘el Principito’.

En ese mismo año, participó con la selección argentina en el Mundial Juvenil Sub-20 de Emiratos Árabes, en el que alcanzaron el cuarto puesto dirigidos por Hugo Tocalli. Sosa se desatacó junto a jugadores como Javier Mascherano, Gonzalo Rodríguez, Pablo Zabaleta, Fernando Cavenaghi, Mariano Barbosa, Jonathan Botinelli, Neri Cardozo, Walter Montillo y Franco Cángele, entre otros.

Después del campeonato juvenil aumentó gradualmente sus participaciones y su protagonismo con el primer equipo de Estudiantes. En su primera temporada jugó seis partidos y marcó un gol; en su segunda, jugó 28 con el mismo saldo anotador; en la tercera, jugó 32 y anotó 4 goles; en la cuarta, jugó 48 partidos y marcó 6 goles. Sus actuaciones estelares le valieron un lugar entre los convocados para el Mundial Sub-20 del 2005 con sede en los Países Bajos, pero una infortunada lesión lo privó de participar en aquel torneo que coronó a Messi y sus compatriotas como vencedores. En su lugar asistió Patricio Pérez, actualmente en el fútbol colombiano.

Antes de comenzar su quinta temporada como ‘pincharrata’ en el 2006, el equipo fue asumido por Diego ‘Cholo’ Simeone. En esa temporada, al igual que el grupo en general, Sosa brilló. Cobró un rol protagónico e incluso marcó de tiro libre un gol importantísimo que a la postre le arrebataría el título a Boca Juniors en el histórico partido desempate jugado entre los dos clubes para definir al campeón. Los más grandes conjuntos europeos tocaron a su puerta.

El Bayern Múnich lo tentó y pagó una cifra cercana a los 10 millones de euros para llevárselo a Alemania. A sus 20 años, con 150 partidos jugados en primera y un título argentino a cuestas, Sosa prometía convertirse en una figura del fútbol mundial. Pero en Baviera nunca pudo adaptarse: jugó 51 partidos y marcó 2 goles repartidos en tres temporadas. Prácticamente nunca jugó un partido completo, y poco disfrutó de la Copa de Alemania obtenida por el equipo de Hitzfeld en 2007.

En el 2008, a pesar de su intrascendencia en el gigante bávaro, Sosa participó con Argentina en los Juegos Olímpicos de Pekín, competencia en la que los albicelestes se hicieron con la medalla de oro. Integró un equipo de lujo junto a Lionel Messi, Éver Banega, ‘Kun’ Agüero, Ángel Di Maria, Fernando Gago, entre otros. Con la selección absoluta había debutado en el 2005, a sus 19 años, cuando todavía jugaba en el fútbol local. Fue en un partido amistoso disputado en Los Ángeles; Sosa remplazó a Rodrigo Palacio en el minuto 86 de un encuentro frente a México. Posteriormente integró la delegación que enfrentó, en otro amistoso, al seleccionado de Costa Rica.

Sabella, ya como DT de Estudiantes, apeló a la predilección que Sosa sentía por el club de La Plata para repatriarlo desde Europa como refuerzo antes del Mundial de Clubes a finales de 2009. ‘El Principito’, que por entonces no tenía ficha en el primer equipo del Bayern, no obtuvo el permiso de la FIFA para disputar el torneo intercontinental, más allá de los reclamos argentinos antes el TAS. Sin embargo, jugó cedido 26 partidos el año siguiente en el equipo de Juan Sebastián Verón, en los que marcó cinco goles.

Al final de su cesión en Estudiantes, Sosa debía volver al Bayern Múnich. Para su frustración, jugó un único partido en la primera mitad de la Bundesliga 2010-2011, y forzó su salida sin vacilaciones. Pasó cedido al Nápoles, que para entonces hablaba un italiano con marcado acento rioplatense por la abundancia de futbolistas argentinos y uruguayos en el plantel. Contrario a lo que esperaba, ‘el Principito’ tampoco se acomodó entre los titulares, y no pasó de ser un interesante suplente.

En busca de recobrar continuidad y su nivel futbolístico, Sosa fue fichado definitivamente por el Metalist Kharkiv, un equipo ucraniano presidido por Serhiy Kurchenko, que ha apostado por varios jugadores argentinos como Alejandro ‘Papu’ Gómez, Jonathan Cristaldo, Juan Manuel Torres y Sebastián Blanco. Utilizó el dorsal número 11 para homenajear a su ídolo -‘la Brujita’ Verón- con quien compartió vestuario en La Plata y de quien aprendió los secretos de su pegada al balón y los tiros libres. Rápidamente se ganó un lugar y se hizo ídolo: heredó la banda de capitán, fue baluarte en la histórica participación del equipo en la Europa League 2012 y se convirtió en el consentido del presidente del club. A tal punto era venerado Sosa, que Kurchenko le facilitaba un avión privado para que pudiera asistir a las convocatorias de Sabella y estuviera siempre disponible para la selección Argentina.

Alejandro Sabella, actual seleccionador de la albiceleste, nunca ha dejado de creer en él. Lo intentó rescatar de su letargo en Alemania cuando dirigía a Estudiantes y, a pesar de sus intermitencias, lo ha convocado regularmente a la selección para amistosos y eliminatorias. Sin embargo, le reclamó que para aspirar al Mundial, debía competir en alguna liga más exigente. Es acá donde aparece nuevamente ‘el Cholo’ y le abre las puertas. El entrenador del Atlético de Madrid pidió expresamente a la dirigencia del club ‘colchonero’ la contratación del volante argentino. La negociación, el invierno pasado, se cerró con un préstamo ligado a una opción de compra avaluada en 10 millones de euros, exactamente lo mismo que pagara el Bayern varios años atrás.

Sosa había sido elegido el mejor jugador de la liga ucraniana. Era pretendido por varios de los equipos más importantes del fútbol argentino (como River y Boca) y tenía la opción de reforzar al Málaga. Finalmente, eligió al Atlético, que con la figura del ‘Cholo’ al mando se hacía irresistible.

Desde su debut frente al Valencia en los octavos de final de la Copa del Rey, Sosa ha tenido un rol similar al que asumió en su paso por Europa. Es la alternativa de lujo a los jugadores Koke y Arda Turan en la banda del ‘Aleti’, pero ha alternado en posiciones más ofensivas como la media punta. A escasos seis meses de su llegada, se coronó campeón en la histórica campaña de Liga BBVA orquestada por Simeone, y subcampeón en una igualmente meritoria UEFA Champions League que se les escapó en el epílogo de un partido luchado frente a su clásico rival, el Real Madrid.

Así, viviendo un renovado presente en su carrera futbolística en Europa, ‘el Principito’ deberá esperar para triunfar con una Argentina que, si bien ya encontró en Messi a su rey, podría tener espacio para un príncipe.