Renombrado por todos pero vivido por pocos, la Saeta Rubia cambió la historia del fútbol mundial. Considerado por la FIFA como uno de los mejores cinco futbolistas del siglo XX junto a Maradona, Pelé, Cruyff y Beckenbauer, el argentino se quedó con todos los premios individuales que un futbolista puede aspirar.

Hace tres días, cumplía sus 88 años de vida. Hoy, lo despedimos recordándolo como lo que fue: un grande. Oriundo de la ciudad porteña de Barracas, se crío en una familia de origen italiano mayoritariamente. Se inició en River Plate en 1945 y desde ahí su fama no paró de crecer.

Con un puñado de partidos jugados y un campeonato a sus hombros, Huracán compra sus servicios pero, por problemas institucionales, vuelve rápidamente a River para hacer historia. Otra vez campeón de Primera División y con Di Stéfano convirtiendo 27 goles, quedándose con el puesto número uno de los artilleros y formando parte de la mítica Máquina de River.

Se inició en River Plate en 1945 y desde ahí no paró de crecer

Como sucedió con frecuencia en aquella época, en 1949 la Saeta emigró a Colombia para vestir la camiseta azul de Los Millonarios, quienes conformarían uno de los mejores equipos del Mundo de la década, junto a otros clubes europeos. Allí obtuvo cuatro títulos en igual cantidad de años, siendo goleador en dos de ellos.

La fama Mundial de Di Stéfano se multiplica con su llegada al Real Madrid español en 1953. Su debut oficial fue en la victoria ante Racing de Santander, donde Don Alfredo marcó uno de los tantos. Un buen comienzo para una historia excelente.

El club madridista no era el más fuerte de España. Barcelona era el claro dominador mientras Los Merengues no podían ganar la Liga durante 20 años. Pero el arribo de Di Stéfano cambió todo: en los próximos diez años, obtendrían ocho Ligas, con el argentino siendo goleador en cinco oportunidades, cinco Champions League consecutivas (1956-60) y una Copa Intercontinental.

Su llegada al Real Madrid trajo con él ocho Ligas, cinco Champions League consecutivas y una Copa Intercontinental

Finalmente, en su retiro futbolístico vistió por dos temporadas la camiseta del club catalán R.C.D. Espanyol. Su conmemorativa despedida fue el 7 de junio de 1967 en un partido amistoso entre el Real Madrid y el Celtic escocés. Para cerrar su ilustre carrera, se dedicó a ser técnico de equipos como River, Elche, Valencia, Real Madrid y hasta Boca Juniors, donde, paradójicamente, ganó más títulos con esa labor.

En sus distinciones individuales, se destacan sus dos Balones de Oro (57 y 59), el único en obtener un Súper Balón de Oro (1989), ser el cuarto mejor futbolista del siglo XX para la IFFHS y la concesión de Presidente Honorífico del Real Madrid a partir del 2000.

Hoy despedimos de pie a una de las glorias más grandes de la historia del fútbol. Un hombre que vistió la camiseta albiceleste y la española (nacionalizado en su etapa de jugador merengue) y sin embargo nunca jugó un Mundial ni fue crucificado por ello. La buena suerte no estuvo de su lado para representar a su país en el máximo certamen así que tuvo que mostrar su talento desde otro lado. Y lo hizo. Un jugador que todos escuchamos hablar pero pocos tuvieron la suerte de verlo. Alfredo Di Stéfano, una leyenda hecha realidad.

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Sobre el autor
Lucas Barreña
Periodista. Desde Buenos Aires, redacto en Vavel para Argentina y Latinoamérica. 19 años.