Bipolar. Así pareciera ser este Estudiantes de La Plata que, de local o de visitante, o simplemente de un tiempo a otro, puede cambiar totalmente su personalidad. Es que a pesar de haber vencido por 2 a 0 a Independiente, esta noche el equipo dirigido por Mauricio Pellegrino volvió a mostrar sus dos caras: una totalmente pálida en los primeros 45 minutos; y otra mucho más ambiciosa en el complemento.

En la primera parte, la actuación del pincha fue tan deslucida como el partido en sí. No se puede negar que intentó jugar por abajo y manejar bien el balón. La propuesta estuvo, sí. Sin embargo, sus ideas fueron siempre poco claras. Le faltó precisión y profundidad para inquitar a Rodríguez.

Román Martínez, de quien se espera que sea el conductor, no apareció y el equipo sufrió su ausencia. Ni Auzqui ni Correa desequilibraron por las bandas y en consecuencia los delanteros quedaron muy aislados. El equipo platense tuvo pocos argumentos para sentirse superior al rojo, aunque, para ser justos, tampoco fue inferior.

Pero en la segunda mitad, Estudiantes fue diferente. No brilló, pero fue diferente. La actitud fue otra, las ideas fueron otras, los recursos fueron otros. El ingreso de Cerutti por Auzqui, más la levantada de Martínez fueron fundamentales para que el pincha se quede con el pase a cuartos. El pocho le dio vértigo, verticalidad y fue punzante, primero con un gol propio y luego estrellando la pelota en el travesaño para dejársela servida a Vera. Román, en cambio, se vistió de Verón para ponerle un pase exquisito al ex Olimpo en la apertura del marcador.

Luego, Estudiantes supo cuidar la ventaja. Fue compacto en la mitad, sólido atrás e Hilario apareció cuando debió. Pero Pellegrino tiene cosas para corregir en el equipo. Hoy regaló 45´ y salió ileso, pero no siempre va a ser así.

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Diego Gómez
Redactor VAVEL Argentina