El primer tiempo del partido varió en intensidad y en esquemas de juego. Los primeros veinte minutos mostraron la superioridad del seleccionado argentino por sobre su rival. Sin embargo, luego se perdió el ritmo de juego, reinaron las imprecisiones y se emparejaron los equipos.

La primera oportunidad de convertir le correspondió a la selección Argentina, a los 4’ con un remate desviado de Di María, quien posteriormente ejecuta un centro en busca de Higuaín, pero termina en manos del arquero portugués. Si bien el equipo del “Tata” Martino fue ordenado dentro de la cancha, las imprecisiones conllevaron a salidas peligrosas de Portugal.

A pesar de encontrarse con un rival posicionado muy atrás, y con poca participación de Cristiano Ronaldo, la dupla Di María-Pastore fue desequilibrante en todo momento; mientras que la ofensiva de Portugal no fue contundente en ningún momento, con muchas falencias en ataque y defensa.

Al minuto 27 los argentinos tuvieron la posibilidad de abrir el marcador en su favor con un centro de Roncaglia que derivó en un cabezazo de Pastore, que controló el arquero contrincante. Otra clara chance de gol, llegó por parte de Lio Messi a los 32 minutos con un tiro libre que pasó por arriba del travesaño.  

Para ese entonces, Portugal no representó peligrosidad en ninguna ocasión, a pesar de que Cristiano Ronaldo comenzó a posicionarse de la pelota.

La última clara de la fase inicial de este amistoso internacional, fue para Argentina con un remate errrático de Ansaldi.

El segundo tiempo siguió el hilo del primero: poco entretenido y las mismas fallas caracterizaron a ambos equipos. Sin embargo, el juego se emparejó, y si no fuera por el inesperado triunfo de Portugal, ninguno merecía el reconocimiento a la supremacía.

Sin Messi y sin Cristiano Ronaldo en la cancha, la actuación conjunta de los argentinos fue muy buena, más allá de que las principales fallas se dieron con pelotazos sin dirección alguna.

La chance oportunista la tuvo Di María al minuto 60 con un remate potenciado, pero Beto se interpuso entre la pelota y la red. Del lado de Portugal, la participación de Nani y de Quaresma desequilibraba a los de Martino; sobre todo la marca de Roncaglia fue la que más debilitó al equipo. De hecho, de allí proviene la conversión del único tanto de la tarde, producto de Raphael Guerreiro.