12.899 días; 35 años en el cargo; ocho mandatos consecutivos; nueve mundiales en los que fue presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA); diez técnicos diferentes al frente de la selección; un campeonato del mundo; dos subcampeonatos; dos Copa América; dos medallas de oro en Juegos Olímpicos; el seleccionado argentino Sub-20 fue campeón en seis oportunidades; 183 son los muertos en el fútbol argentino desde 1979 a la fecha; 2.444 millones de pesos es la deuda aproximada de todos los clubes de primera división; 1.300 millones de pesos recibió la AFA por el Fútbol para Todos.

Números de un ciclo que empezó el 6 de abril de 1979 y finalizó el 30 de julio de 2014. Julio Humberto Grondona fue uno de los dirigentes más polémicos tanto del fútbol nacional como del internacional. No solo presidió la AFA sino que también se desempeñaba en el cargo de vice presidente de la FIFA. Era la mano derecha de Blatter (por no decir que era las dos) y fue clave en la victoria del suizo frente al sueco Lennart Johanson, en la elección presidencial de la FIFA de 1998.

"No vengo a cambiar nada de inmediato de la AFA. Hay que actuar gradualmente y reformar de a poco.”, declaró el día de su asunción. Y cumplió. Modificó el fútbol argentino de manera drástica, a piacere, sin objeciones. En 1983 se volvieron a implementar los promedios con el fin de evitar el descenso de los clubes denominados “grandes”. Los torneos de primera división (por entonces Metropolitano y Nacional) tuvieron su primera mutación en 1985 con el regreso de los campeonatos largos, pero respetando el calendario europeo. Este intento de revolución duró seis años y en 1991 aparecieron los torneos Apertura y Clausura. Impulsó el denominado Nacional B y apostó por el Torneo Federal que nuclea a los clubes del interior. La última modificación, pero no menos importante, es la que se verá a partir del 2015. Hablamos del torneo de transición que acaba de finalizar y que otorgó diez ascensos para que la primera división pase a tener 30 equipos la siguiente temporada.

Sin embargo, en el tintero todavía quedan dos proyectos. Primero el AFA Plus: una suerte de documento para que los hinchas estén empadronados y el ingreso a los estadios esté personalizado evitando así la presencia de los barrabravas, personajes nefastos de nuestro fútbol argentino contra los cuales Don Julio jamás hizo mucho para sacarles protagonismo y desterrarlos de manera definitiva.

Segundo: el Prode bancado. Una opción para hacer frente a los gastos de los clubes. Párrafo aparte merece el artículo 53 inciso d del Tribunal de Cuentas que puede exigir a los clubes sus balances anuales para verificar el movimiento de ingresos y egresos referidos al rubro fútbol. Y la reforma en 1999 del inciso d del artículo 6 en donde se especifica que “la entidad que cierre en rojo será suspendida y podrá ser penalizada con pérdida de la categoría”. Jamás se cumplió.

Foto: Clarín

Se terminó el mandato de Julio Grondona. Puede que haya algunos que lo idolatren y otros que lo aborrezcan, pero de ninguna manera se debe celebrar una muerte. Se festeja el fin de una época en el fútbol argentino, se festeja el comienzo de una nueva etapa en la que, esperamos, las cosas se hagan mejor de lo que se hicieron hasta ahora.

El pueblo futbolero estará a la espera de que 50 dirigentes voten a conciencia y empiecen a trabajar en conjunto con el nuevo presidente de la AFA para que el fútbol vuelva a ser una fiesta, para que no tengamos que lamentar más muertes en este deporte que lamentablemente tan acostumbrado nos tiene, para que se deje de beneficiar a unos pocos y que las leyes se cumplan a rajatabla. Esperemos que la historia sea diferente. No nos dejemos endulzar el oído con habladurías y seamos conscientes de que los espectadores también somos protagonistas.