A Independiente le costó ascender a la Primera División a mitad de año. De hecho, debió disputar 43 partidos para finalmente poder cumplir su objetivo. Pero luego de lograrlo y con la llegada de la nueva Comisión Directiva presidida por Hugo Moyano, muchas cosas cambiaron en el ‘Rojo’. Con el líder político asociado junto a representantes, hubo dinero para adquirir nuevos jugadores y deshacerse de aquellos que la CD no quería. Tras la partida de estos profesionales que estuvieron en el ascenso, quien se bajó del barco fue Omar De Felippe y rápidamente lo reemplazó Jorge Almirón.

Con la llegada del entrenador desde Godoy Cruz, muchas cosas cambiaron en el equipo. El ex Tomba se había salvado del descenso en el primer semestre con un estilo de juego arriesgado que tenía varios puntos flojos pero tenía una idea muy clara: actuar con la mayoría de la posesión de pelota. El debut de Almirón en el banco del club de Avellaneda fue auspicioso. Un triunfo contundente sobre Belgrano por 2-0 en cancha de Banfield por Copa Argentina despertó la ilusión de la hinchada de Independiente. Con esta ideología empezó a sortear obstáculos en el torneo de la máxima categoría.

Pero no fue campeón por dos aspectos fundamentales que un equipo necesita para quedarse con un título. El primero de ellos es tener buenas actuaciones y sumar de a tres en los grandes escenarios: siempre que Independiente enfrentó a un equipo formado y listo para darle pelea en la lucha por el certamen, al elenco rojo le faltó decisión. Sin decisión ofensiva, la posesión de la pelota se volvió intrascendente y los rivales aplastaron a Independiente (0-4 con Vélez, 1-4 ante River, 1-3 con Boca).

El otro ítem flojo del equipo de Almirón fue el trabajo defensivo. Al igual que en la última década, Independiente tuvo muchísimos problemas para marcar. Le costó cuando tuvo que hacer cobertura hombre a hombre y en los momentos de enfrentar a los mejores delanteros. Teófilo Gutiérrez, Leonardo Pisculichi, Rodrigo Mora, Lucas Pratto son algunos de los nombres importantes en ataque que ‘facturaron’ cuando enfrentaron al club de Avellaneda. El equipo terminó siendo el cuarto más goleado con 29 gritos rivales (el que más recibió, casualidad o causalidad, fue Godoy Cruz con 39).

La falta de decisión del equipo en los momentos claves, sumada a la pérdida paulatina del juego en ataque fue complicando la opinión del hincha respecto de Almirón. Cuatro partidos en donde el equipo se vio ampliamente superado. “Un buen torneo (33 puntos) y se ingresó a la Copa Sudamericana después de volver de la B Nacional, pero con esto no alcanza” fue la conclusión de varios fanáticos al culminar el semestre con una durísima derrota 0-4 ante Belgrano en Córdoba.

A continuación el análisis de las actuaciones línea por línea:

Un arco irregular

Con la llegada de Almirón y nuevos representantes, al rojo también arribó Germán Montoya desde Colón tras el descenso del 'sabalero'. Sin embargo, el entrenador se inclinó por Diego Rodríguez, quien tuvo actuaciones claves en el ascenso de los 'Diablos Rojos'. El 'Ruso' fue el titular en los 21 partidos que disputó el club entre Copa Argentina y el Campeonato de Primera División.

El arquero inició el semestre con dos grandes actuaciones ante Belgrano de Córdoba y Atlético de Rafaela, más allá que en el cotejo ante 'La Crema' casi recibe un gol antes del primer minuto de juego. Pero con la nueva disposición de juego del ex Tomba, Rodríguez debió empezar a trabajar con los pies y allí fue cuando empezaron las fallas. El arquero estaba acostumbrado a despejar siempre que debía ejecutar con los pies, y con sus pases complicó en varios oportunidades el inicio de la transición ofensiva.

A partir de las fallas, la presión ejercida por los rivales se hizo cada partido más notorio. La noche en la que se evidenció su falta de trato con la pelota fue cuando Independiente enfrentó a River en el 'Monumental'. Primero erró con las manos en un tiro libre tempranero que ejecutó Pisculichi y abrió el marcador. Luego falló al recibir un pase de Breitenbruch pero el poste derecho del arco lo salvó del 2-0. En la continuidad del cotejo, el 'Millonario' superó ampliamente al Rojo en todos los aspectos y estiró la ventaja. Sin embargo, Federico Mancuello en el inicio del complemento puso a Independiente a tiro. Pero en el mejor momento, Rodríguez y Tula cometieron un gravísimo error: en un balón aéreo, el ex San Lorenzo bajó la pelota y pasó atrás (casi sin fuerza) para el arquero. Rodríguez tuvo una reacción tardía y 'Teo' Gutiérrez sentenció la noche, más allá de que Mora puso el 4-1 definitivo. 

Tras aquella noche 'letal' en el Antonio Vespucio Liberti, solo pudo mantener dos vallas invictas (ambas en el Libertadores de América: Fecha 9 ante Rosario Central y Jornada 18 contra Newell's Old Boys). Estos errores fueron influyendo en la manera de atajar del 'Ruso', quien cada vez mostró menos seguridad. Su peor actuación post 'Millo' ocurrió ante Boca en 'La Bombonera'. A los cinco minutos, el uno tuvo problemas para recibir un pase atrás de Alexis Zárate y en vez de despejar se confió. El resultado de esto fue un gol lapidario de Jonathan Calleri. No hubo vuelta atrás después de esto, un 1-3 lapidó las aspiraciones del equipo al título.

Se dio lo impensado: los debutantes fueron mejores

En el momento de hablar de la defensa, el equipo de Almirón rotó a lo largo del torneo entre cuatro o cinco hombres. Cuando lo hizo con tres centrales y dos laterales, aquellos que se ubicaban por las bandas subían a las posiciones de volantes para intentar asociarse con Mancuello y el ‘Rolfi’ principalmente.

Sin embargo, el problema era a la hora del marcaje. La falta de sostén en la mitad de cancha hacía que los rivales llegasen con velocidad ante una última línea que presentó una gran cantidad de debutantes. Néstor Breitenbruch, Alexis Zárate, Nicolás Figal, Sergio Ojeda y el incorporado Víctor Cuesta fueron los nuevos nombres que por sus partes cumplieron cuando actuar. El mejor de ellos fue el experienciado que arribó desde Arsenal, ya que en una defensa que suele carecer de centrales aportó buena cobertura hombre a hombre.

Pero la falla pasó principalmente por dos nombres concretos, además de los constantes intentos fallidos de ‘agarrar’ al ataque rival en offside. Cristian Tula y Lucas Villalba, quienes ascendieron en la temporada pasada, nunca aportaron puntos a favor a la hora del marcaje. El central que jugó en San Lorenzo y River dio muchas indicaciones a sus compañeros, pero perdió siempre que fue exigido. A esta falta de nivel hay que agregarle el tan recordado pase atrás para Rodríguez en cancha de River que culminó en el 3-1 de Teófilo Gutiérrez, uno de los momentos en donde se dieron los quiebres del torneo.

En cuanto al lateral por izquierda, el jugador mostró falta de criterio en varias oportunidades. También careció de resistencia siendo un joven profesional. Por la falta de solidez en la banda, más un mediocampo que tampoco ayudó en ningún momento, los rivales siempre inclinaron los ataques por su costado y desde allí facturaron la mayoría de los goles.

Mucho toque, poco corte y la aparición de ‘Super’ Mancuello

La mitad de cancha mostró la falencia de estar formada en la mayoría de los casos por jugadores de aptitudes ofensivas. Así Méndez y, cuando ingresó, Bellocq tuvieron que repartir las tareas defensivas en un fútbol argentino donde la solidez en el mediocampo define quien peleará por el campeonato y quién no. Por la falta de hombres abocados al marcaje, los ofensivos debieron jugar metros retrasados lo que les costó en la generación de juego ya que tenían más metros por recorrer.

Más allá de carecer en solidez defensiva, Independiente hizo un buen trabajo por los costados y de rotación de pelota. El ‘Rolfi’ Montenegro intercaló buenas y malas apariciones, pero siempre que se iluminó aportó esa cuota de ‘distinto’ que tiene el enganche. Los pases filtrados, remates de media distancia y la mentalidad ganadora del casi punta hicieron que los mediocampistas centrales rivales adopten una tendencia de repliegue con los defensores. Cabe destacar que Almirón cerró el torneo jugando con tres centrales y por los costados Pisano y Pizzini. Los jóvenes alternaron buenos y malos partidos, no pudieron dar el sosten defensivo pero dejaron plasmada su claridad ofensiva.

En esta línea además apareció quien, por lejos, fue el mejor jugador del campeonato. Federico Mancuello venía demostrando en la B Nacional su nivel de entrega y amor propio por el club. Con el trabajo silencioso pero también recompensante, ‘Super Mancu’ fue creciendo y tuvo su explosión. Combinó la aptitud con la distinción y se dio el gusto de hasta ser capitán. Con 10 goles (uno de ellos olímpico y otro que se lo quitó Zárate), varias asistencias, aportes en defensa y humildad, el jugador se volvió en el abanderado que tan urgentemente necesitaba Independiente.

Una 'motoneta' en ataque

En cuanto a los delanteros, para el torneo Independiente incorporó a Claudio Riaño, de Boca, y Juan Martín Lucero, goleador de Defensa y Justicia. En el debut las nuevas caras brillaron con goles ante Atlético de Rafaela. Pero a medida que pasó el tiempo, también por los rivales a enfrentar, el entrenador fue realizando variantes en cuanto a números de atacantes y nombres. Lucero bajó en sus rendimientos al punto tal que nunca consagró su titularidad y hasta pasó varios partidos en el banco sin ingresar. Riaño sufrió varias lesiones y Pisano ocupó su luagr de delantero retrasado en el costado derecho.

Así el puesto de 'punta' quedó en manos de Penco, quien dejó a los hinchas contentos. El ex San Martín de San Juan no se destacó por ser habilidoso, pero su entrega y desgaste físico lo llevaron al reconocimiento del público. A lo largo de las diecinueve fechas, de las cuales no jugó todos los partidos, cosechó cuatro goles siendo aquel en el 2-1 ante Racing el más importante. Otro dato destacado sobre 'Motoneta' es que siempre que anotó, Independiente no perdió: Racing (2-1), Olimpo (2-1), Arsenal (1-1) y Defensa y Justicia (1-1).

En esta posición no hubo debuts, aunque el 'canterano' Martín Benítez fue una de las alternativas desde el banco que contó Almirón. Para disgusto del DT, el hombre de Misiones siempre que ingresó estuvo lejos de tener el peso ofensivo deseado: le faltó profundidad a la hora de atacar y actitud en el momento de correr y presionar en las salidas rivales.

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